Desde hace ya cinco años se encuentra el Psm, antes Fsm, encajado en la derrota electoral, lo cual si se respira en demócrata no tiene nada de particular, ya que si miramos al entorno más próximo, otro tanto le ocurre a IU. La diferencia importante, más que importante transcendental, es que mientras IU pierde elecciones con su identidad intacta y a pesar de los resultados, con la cabeza bien alta, desde hace cinco años el Psm pierde elecciones de forma vergonzosa.
En el 2003 perdió las elecciones autonómicas y municipales por la traición de unos amigos de Pepiño y por la lealtad de una amiga de Zp, pero es que en el pasado 2007 se volvieron a perder las elecciones autonómicas y municipales, y al decir municipales me refiero al ayuntamiento de Madrid, por las mismas causas, si se quiere con un matiz, ese no es otro que si bien desaparecieron los traidores pepiñeros, Simancas para entonces se había vendido a Zp, y había abandonado la identidad política que en mayo de 2003 le permitieron, con la suma de IU, intentar ser presidente de la comunidad si Tamayo y Sáez no hubiesen actuado. La otra parte, la municipal, no tuvo matiz diferenciador alguno, en vez de la Trini, el Sebastián, y ambos como se sabe, “digitales” de Zp.
Mantengo que es importantísimo ganar elecciones, pero lo es mucho mas saber y que sepan para que se quieren ganar, y posteriormente, que los dichos iniciales se correspondan con los subsiguientes hechos. Como esto no es así y ya hay quien teoriza las justificaciones a aplicar a quienes dicen una cosa y hacen otra, si no la contraria, el descredito de la política y de la clase política es cada vez mayor, con lo cual crece la distancia de los ciudadanos a la política y, se haya o no premeditado, aquellos fabrican con su actitud este corrosivo acido del sistema democrático, ya que a menos interés ciudadano más reducida la democracia participativa real, continuada, no la puntual de un día de elecciones.
Por el momento están consiguiendo disfrazar y paliar tal realidad. Tanto el seguimiento de los debates televisados como el grado de participación en las recientes elecciones han sido leídos por los medios de comunicación de uno y otro signo, como interés ciudadano por la política y la situación social existente. Y no siendo del todo falso, para mí la realidad, es, al menos parcialmente, otra.
El mantenimiento del un grado de crispación y de confrontación política ,y en ocasiones social, que durante cuatro años hemos soportado, la consecuente campaña electoral basada no solo en el miedo al otro, sino también en el odio al otro, han conseguido que las trincheras de uno y otro bando se hayan visto repletas de voluntaria y aguerrida soldadesca. Ha sido así como se ha conseguido ese setenta y cinco por ciento de participación, que en Madrid ha llegado al 80 %, y que pone de manifiesto que hay once millones que no tragan a otros diez millones y viceversa.
Poco han importado los programas, poco importan desde hace mucho, pero aquí en Madrid además parece que en las más gruesas filas de los de este lado izquierdo, sigue sin importar el aprecio, la falta de aprecio, que la ciudadanía de esta circunscripción muestra por esas siglas históricas.
Y es que están encajados, encajados en la comodidad que esta empresa otorga a quienes son sumisos y obedientes con la superioridad, están encajados en la renuncia intelectual y en la molicie comercial, están encajados en las sectas; no hagan caso a eso que dicen que se han acabado las familias políticas en Madrid, nada de eso, lo que ha sucedido es que muchos se han reubicado, bien que hoy de forma tan ciega como antaño con motivaciones políticas, fuesen estas críticas o no con el poder. Están encajados en el descredito ciudadano, y la constatación de lo que afirmo es la curva descendente que los números electorales demuestran. Y a pesar de esto están, como el otro día decía, tan ufanos.
Publicaba ayer el diario ABC una noticia de esas que, a fin de aligerar la carga de las negativas que el día haya tenido, relajan al lector y, quizás, provocan asombro o una ligera sonrisa. Decía la tal noticia que en la localidad de Hutchinson, el alguacil Whippe, al acudir a una llamada de ayuda se encontró en una casa de la localidad a una mujer sentada en el inodoro, con los músculos atrofiados de no moverse y pegada a la taza. Llamados los servicios médicos, tuvieron que arrancar el asiento de la taza con una palanca y según Whipple el asiento se fue con ella al hospital y allí se lo quitaron. Pero lo más sorprendente es que el novio, que en estos dos años la llevaba comida y agua, aseguró que ella pasó allí todo ese tiempo porque quería, ya que, según Whipple, en un primer momento, "con sus actos, ella parece apoyar lo que él dice, porque cuando la encontramos, al principio rehusó que viniera una ambulancia".
A estas estamos que aun no atisbo yo a ver quién puede ser el alguacil Whippe que desencaje al Psm del descredito en el que desde hace cinco años está sumido, porque Zp da pan y agua a los suyos, pero no llama a ningun desatascador para que los saque del sumidero, y a los que llama…..¡Uff!
En el 2003 perdió las elecciones autonómicas y municipales por la traición de unos amigos de Pepiño y por la lealtad de una amiga de Zp, pero es que en el pasado 2007 se volvieron a perder las elecciones autonómicas y municipales, y al decir municipales me refiero al ayuntamiento de Madrid, por las mismas causas, si se quiere con un matiz, ese no es otro que si bien desaparecieron los traidores pepiñeros, Simancas para entonces se había vendido a Zp, y había abandonado la identidad política que en mayo de 2003 le permitieron, con la suma de IU, intentar ser presidente de la comunidad si Tamayo y Sáez no hubiesen actuado. La otra parte, la municipal, no tuvo matiz diferenciador alguno, en vez de la Trini, el Sebastián, y ambos como se sabe, “digitales” de Zp.
Mantengo que es importantísimo ganar elecciones, pero lo es mucho mas saber y que sepan para que se quieren ganar, y posteriormente, que los dichos iniciales se correspondan con los subsiguientes hechos. Como esto no es así y ya hay quien teoriza las justificaciones a aplicar a quienes dicen una cosa y hacen otra, si no la contraria, el descredito de la política y de la clase política es cada vez mayor, con lo cual crece la distancia de los ciudadanos a la política y, se haya o no premeditado, aquellos fabrican con su actitud este corrosivo acido del sistema democrático, ya que a menos interés ciudadano más reducida la democracia participativa real, continuada, no la puntual de un día de elecciones.
Por el momento están consiguiendo disfrazar y paliar tal realidad. Tanto el seguimiento de los debates televisados como el grado de participación en las recientes elecciones han sido leídos por los medios de comunicación de uno y otro signo, como interés ciudadano por la política y la situación social existente. Y no siendo del todo falso, para mí la realidad, es, al menos parcialmente, otra.
El mantenimiento del un grado de crispación y de confrontación política ,y en ocasiones social, que durante cuatro años hemos soportado, la consecuente campaña electoral basada no solo en el miedo al otro, sino también en el odio al otro, han conseguido que las trincheras de uno y otro bando se hayan visto repletas de voluntaria y aguerrida soldadesca. Ha sido así como se ha conseguido ese setenta y cinco por ciento de participación, que en Madrid ha llegado al 80 %, y que pone de manifiesto que hay once millones que no tragan a otros diez millones y viceversa.
Poco han importado los programas, poco importan desde hace mucho, pero aquí en Madrid además parece que en las más gruesas filas de los de este lado izquierdo, sigue sin importar el aprecio, la falta de aprecio, que la ciudadanía de esta circunscripción muestra por esas siglas históricas.
Y es que están encajados, encajados en la comodidad que esta empresa otorga a quienes son sumisos y obedientes con la superioridad, están encajados en la renuncia intelectual y en la molicie comercial, están encajados en las sectas; no hagan caso a eso que dicen que se han acabado las familias políticas en Madrid, nada de eso, lo que ha sucedido es que muchos se han reubicado, bien que hoy de forma tan ciega como antaño con motivaciones políticas, fuesen estas críticas o no con el poder. Están encajados en el descredito ciudadano, y la constatación de lo que afirmo es la curva descendente que los números electorales demuestran. Y a pesar de esto están, como el otro día decía, tan ufanos.
Publicaba ayer el diario ABC una noticia de esas que, a fin de aligerar la carga de las negativas que el día haya tenido, relajan al lector y, quizás, provocan asombro o una ligera sonrisa. Decía la tal noticia que en la localidad de Hutchinson, el alguacil Whippe, al acudir a una llamada de ayuda se encontró en una casa de la localidad a una mujer sentada en el inodoro, con los músculos atrofiados de no moverse y pegada a la taza. Llamados los servicios médicos, tuvieron que arrancar el asiento de la taza con una palanca y según Whipple el asiento se fue con ella al hospital y allí se lo quitaron. Pero lo más sorprendente es que el novio, que en estos dos años la llevaba comida y agua, aseguró que ella pasó allí todo ese tiempo porque quería, ya que, según Whipple, en un primer momento, "con sus actos, ella parece apoyar lo que él dice, porque cuando la encontramos, al principio rehusó que viniera una ambulancia".
A estas estamos que aun no atisbo yo a ver quién puede ser el alguacil Whippe que desencaje al Psm del descredito en el que desde hace cinco años está sumido, porque Zp da pan y agua a los suyos, pero no llama a ningun desatascador para que los saque del sumidero, y a los que llama…..¡Uff!
Con todo, parece que empiezan a sonar tambores de guerra en Madrid, y como el paragolpes de Zp se llama Tomás, pues que......tomará la comunión mas de una vez, seguro. Y es que este año hay congresos.
P.D. : Ni el que está encima del coche es el Tomás, ni el coche es suyo.
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