Ahora sí que de verdad parece que la austeridad más radical se va a implantar en este gobierno. Hasta el extremo llega la cosa que ahorrarán unos 1500 millones de euros que, dice ZP, serán destinados a sumarse a los inicialmente previstos para las prestaciones por desempleo, cosa loable donde las haya, por más que no sepamos de donde se van a ahorrar. Y sabiendo cómo se las “ahorran” estos zetaperistas, hay que temerse que de mobiliario y adecentamiento de despachos o ventas de Misteres o Audis, no va a salir tal ahorro, por lo que temerse lo peor, bajada de otros gastos sociales, no es descabellado
Pero sea como fuere lo sustancial es que si atendemos a las previsiones más optimistas, las de de acabar el año solo con cuatro millones de parados, y tenemos en cuenta que se comenzó el año con una previsión presupuestaria por este concepto de un déficit de más de 10000 millones de euros, pues que los 1500 kilitos de euros, aun siendo una pasta, pues que da para poco, para tan poco como para 26 euros brutos al mes por cada uno de los posibles y probables cuatro millones de parados.
Mientras tal sucede, he encontrado una noticia que aun no habiéndome pasado desapercibida en su momento, si se me había escabullido en el ordenadísimo caos de datos que manejo. Es la siguiente, reproducida tal y como la publicó en su día Carlos Segovia creo recordar que en El Confidencial. Ahí va.
“El Gobierno rebaja por sorpresa la fiscalidad de los banqueros y sus altos ejecutivos con retroactividad. Rebaja del 43% al 18% el IRPF por rendimientos de capital de sus entidades.
El Gobierno ha utilizado un Real Decreto de prevención del fraude fiscal para rebajar de tapadillo la fiscalidad de los grandes accionistas de los bancos, los miembros de sus cúpulas, sus altos ejecutivos y toda su familia incluyendo tíos y sobrinos.
Todos ellos podrán tributar en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas al tipo reducido del 18% en vez de al del 43% que, normalmente, les correspondía hasta ahora. La rebaja se centra en las rentas de capital mobiliario que reciban de sus propias entidades. Por ejemplo, cuando se trate de los intereses que logren en sus cuentas y depósitos, o el rendimiento que les generen las compras de bonos, cédulas, obligaciones o préstamos que realicen.
Si por ejemplo, el dueño de un banco quiere hacer un préstamo a su entidad para capitalizarla en los tiempos que corren, podrá tributar por los intereses recibidos al 18%. Si lo hace el dueño de una pequeña empresa de hostelería, le espera el 43%. Además, el regalo a la cúpula del sector financiero llega con efectos retroactivos al uno de enero de 2008.
La sorprendente medida constituye un aguinaldo fiscal para los responsables de las entidades españolas de crédito y aparece de pronto en el Real Decreto 1804/2008 de 3 de noviembre. Ha pasado inadvertida, porque el Gobierno no le dio ninguna difusión cuando la aprobó.
En ese decreto aparece una disposición final tercera que modifica el reglamente del IRPF. Este es el farragoso texto: "A los exclusivos efectos de lo establecido en el artículo 46 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio, se entenderá que no proceden de entidades vinculadas con el contribuyente los rendimientos del capital mobiliario previstos en el artículo 25.2 de la Ley 35/2006 satisfechos por las entidades previstas en el artículo 1.2 del Real Decreto Legislativo 1298/1986, de 28 de junio, sobre Adaptación del Derecho vigente en materia de Entidades de Crédito al de las Comunidades Europeas".
De nuevo podemos comprobar cómo se traduce en la práctica eso tan zapaterista de “hacer más por los que menos tienen”.
Por último, y dado que el día ha estado calentito de tanta caza y tanto cazado, me pregunto si como ayer con Su Excrecencia, a las cacerías del progre Bermejo y el juez Garzón acudirán como antaño los Delegados Provinciales y Locales del Movimiento, ¡perdón, que digo!, los secretarios provinciales y locales del Psoe. Porque alguien ha de hacer de "santo inocente" que cobre las perdices, digo yo.
Pero sea como fuere lo sustancial es que si atendemos a las previsiones más optimistas, las de de acabar el año solo con cuatro millones de parados, y tenemos en cuenta que se comenzó el año con una previsión presupuestaria por este concepto de un déficit de más de 10000 millones de euros, pues que los 1500 kilitos de euros, aun siendo una pasta, pues que da para poco, para tan poco como para 26 euros brutos al mes por cada uno de los posibles y probables cuatro millones de parados.
Mientras tal sucede, he encontrado una noticia que aun no habiéndome pasado desapercibida en su momento, si se me había escabullido en el ordenadísimo caos de datos que manejo. Es la siguiente, reproducida tal y como la publicó en su día Carlos Segovia creo recordar que en El Confidencial. Ahí va.
“El Gobierno rebaja por sorpresa la fiscalidad de los banqueros y sus altos ejecutivos con retroactividad. Rebaja del 43% al 18% el IRPF por rendimientos de capital de sus entidades.
El Gobierno ha utilizado un Real Decreto de prevención del fraude fiscal para rebajar de tapadillo la fiscalidad de los grandes accionistas de los bancos, los miembros de sus cúpulas, sus altos ejecutivos y toda su familia incluyendo tíos y sobrinos.
Todos ellos podrán tributar en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas al tipo reducido del 18% en vez de al del 43% que, normalmente, les correspondía hasta ahora. La rebaja se centra en las rentas de capital mobiliario que reciban de sus propias entidades. Por ejemplo, cuando se trate de los intereses que logren en sus cuentas y depósitos, o el rendimiento que les generen las compras de bonos, cédulas, obligaciones o préstamos que realicen.
Si por ejemplo, el dueño de un banco quiere hacer un préstamo a su entidad para capitalizarla en los tiempos que corren, podrá tributar por los intereses recibidos al 18%. Si lo hace el dueño de una pequeña empresa de hostelería, le espera el 43%. Además, el regalo a la cúpula del sector financiero llega con efectos retroactivos al uno de enero de 2008.
La sorprendente medida constituye un aguinaldo fiscal para los responsables de las entidades españolas de crédito y aparece de pronto en el Real Decreto 1804/2008 de 3 de noviembre. Ha pasado inadvertida, porque el Gobierno no le dio ninguna difusión cuando la aprobó.
En ese decreto aparece una disposición final tercera que modifica el reglamente del IRPF. Este es el farragoso texto: "A los exclusivos efectos de lo establecido en el artículo 46 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio, se entenderá que no proceden de entidades vinculadas con el contribuyente los rendimientos del capital mobiliario previstos en el artículo 25.2 de la Ley 35/2006 satisfechos por las entidades previstas en el artículo 1.2 del Real Decreto Legislativo 1298/1986, de 28 de junio, sobre Adaptación del Derecho vigente en materia de Entidades de Crédito al de las Comunidades Europeas".
De nuevo podemos comprobar cómo se traduce en la práctica eso tan zapaterista de “hacer más por los que menos tienen”.
Por último, y dado que el día ha estado calentito de tanta caza y tanto cazado, me pregunto si como ayer con Su Excrecencia, a las cacerías del progre Bermejo y el juez Garzón acudirán como antaño los Delegados Provinciales y Locales del Movimiento, ¡perdón, que digo!, los secretarios provinciales y locales del Psoe. Porque alguien ha de hacer de "santo inocente" que cobre las perdices, digo yo.
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