miércoles, 25 de febrero de 2009

POLITICAS ECONOMICAS DISCRECIONALES Y LAS CAJAS

El Secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, nos comunicó ayer que el déficit llego el año pasado al 3,82 % del PIB debido entre otras cosas al “esfuerzo fiscal” realizado y a las “políticas económicas discrecionales” efectuadas por el gobierno para afrontar la crisis financiera.
También ayer, un “intermoneytario” chico, a la sazón Secretario de Estado de Economía, excelentísimo señor don David Vegara, nos explicó en cuanto había consistido lo de las "políticas económicas discrecionales" que en su desmedido afán de hacer mas por los que menos tienen, el gobierno Zp ha repartido ya desde el llamado Fondo para la Adquisición de Activos Financieros, 19.351,53 millones de euros, mas de 3,2 billones de pesetas, entre los agobiados banqueros y “cajeros” españoles, repartidos como sigue: A ocho bancos comerciales privados les ha correspondido el 26,16 % o sea 5.059,7 millones y el resto, 14.281,8 millones han sido adjudicados a cajas de ahorro, que como ya todos sabemos son entes públicos dependientes de los respectivos gobiernos autonómicos y municipales de su región.
Lo más curioso del dinero público discrecionalmente repartido es que del total del montante aportado por el Gobierno a las Cajas, el 72,21 % se ha destinado a Cajas de las regiones costeras que junto con Madrid han sido las más “ladrilleras”.
A las entidades catalanas se les ha inyectado 3250,7 millones de euros, a las andaluzas les han correspondido 1508,3, a las dos valencianas 2814,2 millones, a las gallegas 1157,6, a la murciana 262,9 millones, y finalmente a Caja Madrid “solo” 1320,4 millones de euros.

Tras el lío de Caja Madrid, -puras luchas por el poder económico articuladas desde los partidos políticos-, hemos comprobado que lo que prima en esas entidades es la defensa de intereses que no son precisamente los generales, sino que son pero que muy particulares y que por ello, la buena gestión de esas entidades queda relegada a cuestiones tan “principales” como quienes son los que con nombre y apellidos se colocan en los magníficamente retribuidos órganos de dirección y decisión para, desde ahí, mejor servir a su señor, sea este el “ladrillo”, el político/a o, como es mas frecuente, a ambos.
Así, en los inmediatos tiempos pasados se ha usado y abusado de tal proceder y han sido las Cajas las que de forma absolutamente disparatada han respaldado el boom del ladrillo, atendiendo más a intereses políticos particulares, nada lejanos a prácticas corruptas, por lo que no cabe hoy extrañarse de que estén ahogadas en estos lodos financieros.
Algunos, principalmente aquellos que tienen gruesa nomina de alguna de estas entidades, aducirán que el proceder que ha derivado en esta situación de falta de liquidez, ha sido generalizado ya que todos los prestamistas entraron de hoz y coz en el abusivo negocio de las hipotecas de y para el ladrillo, pero ninguno de esos retribuidos defensores de los plutócratas recordará que los estatutos de las cajas las definen como entidades de carácter social y de ahí la composición de sus consejos generales y de administración y de ahí, también, el incumplimiento generalizado de sus estatutos.
Y este aspecto diferencial, la extracción y composición de los órganos de dirección y control de la Cajas, -aspecto que inicialmente no tendría por que ser negativo-, es el que empuja y seguirá empujando, en tanto no se varíe, a la obtención de resultados y de situaciones financieras que demuestran la escasa capacidad gestora de políticos y/o amigos de políticos, que de formación y experiencia en cuestiones bancarias y financieras más bien poco, por no decir nada. Claro que estas carencias, a los ojos de los que les mueven los hilos, las suplen con creces con su exuberante amor y vasallaje a quienes en esos chollos, digitalmente, les colocan.
Por esto, no habría que sorprenderse si en el corto plazo asistimos a fusiones más o menos justificadas que darían lugar a concentraciones de poder político y económico territorializado para mayor gloria del estado de derroche autonómico, aunque también cabe una alternativa, si se quiere más en consonancia con las dictaduras liberales que nos asedian, la simple entrega de estas entidades de crédito a los dos tiburones, rojo y azul, que dominan la escena bancaria española. En el primer caso seguirían moviendo la cuna de la Cajas los mismos ineptos brazos políticos, en el segundo lo harían las más profesionales sanguijuelas bancarias patrias.
O mucho me equivoco, o de una forma u otra nos sacan hasta el higadillo.

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