Mientras todos parlotean, los patios de Sevilla y el huerto del limonero, las colinas plateadas, los verdes alcores y las cárdenas roquedas, las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero, y los chopos dorados de la ribera entre san Polo y san Saturio, hoy, guardan silencio.
Y Soria, a la luz de la luna, parece que llora. Les falta Machado hace setenta años.
Y Soria, a la luz de la luna, parece que llora. Les falta Machado hace setenta años.
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