He mantenido en anteriores ocasiones una firme defensa del principio de inocencia para todos aquellos que imputados, encausados, querellados o solicitados solo como declarantes por juez, sea este presuroso o no, hayan tenido que pasar por el calvario de una denuncia sea sólidamente fundamentada o, lo que es peor, por una premeditadamente artificial o falsa.
Así, hace unos meses, el 16 de julio pasado, bajo el titulo de “Animales carroñeros”, aquí defendí tal presunción para el concejal Henríquez de Luna, concejal del Partido Popular presidente del distrito madrileño de Salamanca. Pero por encima de ello, defendí, y me honro en defender, el derecho al honor de todas las personas, ya que todas cuentan, de partida, con tan valioso bagaje.
Hoy, cuando el juzgado de instrucción número 1 de Getafe ha abierto diligencias previas por la querella admitida a trámite contra el alcalde de Getafe, Pedro Castro (y también presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias), por los presuntos delitos de cohecho, prevaricación y falsedad documental en la permuta de unos terrenos para construir un campo de golf en la barriada de Perales del Río, involucrando también, entre otros a don David de Lucas Parrón, portavoz neosocialista en el ayuntamiento de Madrid, concejal que, cuando acaecieron los hechos denunciados, ejercía de concejal de Hacienda con su “castrista” jefe en Getafe, de nuevo, voy a ser consecuente y reclamaré para todos los querellados la presunción de inocencia que legalmente les corresponde.
A lo que no puedo llegar es a reclamar para los dos citados el respeto hacia su honor. Por mucho que hubiese quien por tal acción me adjudicase elegancia y flexibilidad hacia ellos y hacia a la situación por la que pueden pasar, no puedo, me lo impide el conocimiento que tengo de su devenir y de su comportamiento, lo cual me hizo llegar, hace mucho tiempo, a la conclusión de que dado que el honor es patrimonio del alma y estos dos aparentan ser unos desalmados, en forma alguna se puede reclamar para ellos algo que por si mismos, o voluntariamente perdieron, o despreciaron con su contumaz actitud.
Hoy es el día en que sobre su propia cabeza habrían de caer las palabras que solo hace unos meses el “castrista” de Lucas pronunció en público contra Iñigo Henríquez de Luna cuando este solo fue llamado a declarar ante juez y de ahí nada se derivó contra él. Hoy es el día en que prueba su propia medicina.
Repetiré en este punto que no soy partidario de las dimisiones o ceses preventivos, pero dado que el portavoz neosocialista, el llamado David de Lucas Parrón, no comparte tal criterio y para sus enemigos políticos, que no adversarios, en estas circunstancias, ahora suyas, raudo exige represalias políticas, a no ser que para nada le importe su inconsecuencia y su deshonor, ya tendría que haber dimitido de todos los cargos orgánicos e institucionales que altivamente ostenta. Por aquello de la propia coherencia.
Claro que quizás no sepa que es eso de ser coherente con uno mismo, por lo que menos aun conocerá el valor pedagógico del propio ejemplo y, rebajando el nivel de exigencia, en el colmo de la simplicidad, seguro que tampoco sabe que es eso de tener vergüenza torera.
Pues si le interesa, puedo explicárselo en dos tardes, que decía el Sevilla a Zp, por mucho que, visto lo visto, por un oído le entrase y por el otro, al instante, le saliese.
Cosas del neosocialismo zapaterista que, sin talante y sin talento, queda estupefacto y balbuceante cuando las tornas se vuelven lanzas.
Así, hace unos meses, el 16 de julio pasado, bajo el titulo de “Animales carroñeros”, aquí defendí tal presunción para el concejal Henríquez de Luna, concejal del Partido Popular presidente del distrito madrileño de Salamanca. Pero por encima de ello, defendí, y me honro en defender, el derecho al honor de todas las personas, ya que todas cuentan, de partida, con tan valioso bagaje.
Hoy, cuando el juzgado de instrucción número 1 de Getafe ha abierto diligencias previas por la querella admitida a trámite contra el alcalde de Getafe, Pedro Castro (y también presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias), por los presuntos delitos de cohecho, prevaricación y falsedad documental en la permuta de unos terrenos para construir un campo de golf en la barriada de Perales del Río, involucrando también, entre otros a don David de Lucas Parrón, portavoz neosocialista en el ayuntamiento de Madrid, concejal que, cuando acaecieron los hechos denunciados, ejercía de concejal de Hacienda con su “castrista” jefe en Getafe, de nuevo, voy a ser consecuente y reclamaré para todos los querellados la presunción de inocencia que legalmente les corresponde.
A lo que no puedo llegar es a reclamar para los dos citados el respeto hacia su honor. Por mucho que hubiese quien por tal acción me adjudicase elegancia y flexibilidad hacia ellos y hacia a la situación por la que pueden pasar, no puedo, me lo impide el conocimiento que tengo de su devenir y de su comportamiento, lo cual me hizo llegar, hace mucho tiempo, a la conclusión de que dado que el honor es patrimonio del alma y estos dos aparentan ser unos desalmados, en forma alguna se puede reclamar para ellos algo que por si mismos, o voluntariamente perdieron, o despreciaron con su contumaz actitud.
Hoy es el día en que sobre su propia cabeza habrían de caer las palabras que solo hace unos meses el “castrista” de Lucas pronunció en público contra Iñigo Henríquez de Luna cuando este solo fue llamado a declarar ante juez y de ahí nada se derivó contra él. Hoy es el día en que prueba su propia medicina.
Repetiré en este punto que no soy partidario de las dimisiones o ceses preventivos, pero dado que el portavoz neosocialista, el llamado David de Lucas Parrón, no comparte tal criterio y para sus enemigos políticos, que no adversarios, en estas circunstancias, ahora suyas, raudo exige represalias políticas, a no ser que para nada le importe su inconsecuencia y su deshonor, ya tendría que haber dimitido de todos los cargos orgánicos e institucionales que altivamente ostenta. Por aquello de la propia coherencia.
Claro que quizás no sepa que es eso de ser coherente con uno mismo, por lo que menos aun conocerá el valor pedagógico del propio ejemplo y, rebajando el nivel de exigencia, en el colmo de la simplicidad, seguro que tampoco sabe que es eso de tener vergüenza torera.
Pues si le interesa, puedo explicárselo en dos tardes, que decía el Sevilla a Zp, por mucho que, visto lo visto, por un oído le entrase y por el otro, al instante, le saliese.
Cosas del neosocialismo zapaterista que, sin talante y sin talento, queda estupefacto y balbuceante cuando las tornas se vuelven lanzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario