Sin tener que esperar a que el anterior cúmulo de despropósitos sociales se complete, a día de hoy todos los pensionistas ya han comprobado como su capacidad adquisitiva ha disminuido, tanto por el incremento de las retenciones de Hacienda como por la escalada de la inflación del mes de enero, mes que con las rebajas habitualmente presenta incrementos de IPC negativos pero que por la decidida y obediente actuación de las petroleras al servicio del gobierno han subido los precios de carburantes mientras que en el resto de Europa estos han bajado.
Por delante veremos como se prosigue con los ataques al sistema de protección público al cual se le obliga a costear las conveniencias laborales de las grandes empresas incluso de aquellas que cuentan con beneficios, ya que los ERE´s, las jubilaciones anticipadas colectivas y la condonación y aplazamientos de pagos a la S. Social no son otra cosa que disolventes de la base económica del sistema.
En no más de unas semanas veremos como se competa el asedio a los trabajadores con la ya anunciada reforma laboral, reforma que como todas las que la han precedido han sido para reducir derechos y salarios y ampliar las formulas de dominio y explotación de los trabajadores, especialmente a los que pertenecen a esa generación, la mejor formada de la historia, y que en justa correspondencia a su preparación y esfuerzo cuenta con un 40 % de paro entre los menores de 25 años.
Para finalizar, en julio, y puesto que los zapateristas no están dispuestos a hacer reforma fiscal alguna que consiga aquello que la constitución establece, que cada uno aporte al estado en función de su capacidad económica, van a subir el mas progresivo y progresista de los impuestos, el IVA, con lo cual habida cuenta de las “sustanciosas” subidas salariales que se están aplicando a los trabajadores, estos habrán de soportar dos puntos mas de gasto en todo producto que consuman.
Como se ve todo responde a una concertada actuación de quien sin conocimientos ni capacidad, pasa del extremismo verbal, solo verbal, acerca de su defensa de los que menos tienen a aplicar al 110 % las recetas neoconservadoras que hasta su idolatrado Obama ha repudiado.
Ya no cabe duda alguna sobre la naturaleza política y personal de quienes así actúan, no cabe átomo de credibilidad sobre quienes dicen preocuparse por mantener de cara al futuro el sistema de protección social. Mienten, pues si cierto fuese lo que afirman, estando lejano el gasto social español de la media de la UE, reestablecerían el sistema de financiación de la seguridad social mediante aportaciones desde los presupuestos generales del estado, -es decir, vía impuestos-, como se ha venido haciendo siempre cuando la S. Social tenía déficits, lo cual supuso el establecimiento de una deuda que la S. Social mantiene con el Estado y que año tras año amortiza dotando esa partida en sus presupuestos. Pero es que estos usurpadores de la izquierda en forma alguna aceptaran que es vital para la sociedad española no solo el mantenimiento de las prestaciones que el sistema ofrece, es que rechazan que es imprescindible incrementarlas para que la desagregación social y la marginalidad no crezcan.
Mas que nunca hoy hay que rechazar que los que provocaron la crisis sean a quienes el Estado atienda con los dineros que los trabajadores le aportan tanto en las cuotas de la S.S. como en los impuestos directos e indirectos que solo ellos pagan.
En estas circunstancias es por lo que me invadió la indignación cuando, ya hace mucho tiempo, comprobé que mentían y engañaban hasta en lo más nimio.
Me preocupé cuando constaté que haciendo lo contrario de lo que decían atacaban a los más débiles.
Hoy, me temo que, en tanto los trabajadores no reaccionen en contra de estos abusos, los gestores gubernativos de los oligarcas proseguirán en su saqueo de nuestros dineros y derechos, por lo que tengo pánico a que el futuro de nuestros hijos y nietos pueda albergar la explosión social que en justicia se están mereciendo.
Por delante veremos como se prosigue con los ataques al sistema de protección público al cual se le obliga a costear las conveniencias laborales de las grandes empresas incluso de aquellas que cuentan con beneficios, ya que los ERE´s, las jubilaciones anticipadas colectivas y la condonación y aplazamientos de pagos a la S. Social no son otra cosa que disolventes de la base económica del sistema.
En no más de unas semanas veremos como se competa el asedio a los trabajadores con la ya anunciada reforma laboral, reforma que como todas las que la han precedido han sido para reducir derechos y salarios y ampliar las formulas de dominio y explotación de los trabajadores, especialmente a los que pertenecen a esa generación, la mejor formada de la historia, y que en justa correspondencia a su preparación y esfuerzo cuenta con un 40 % de paro entre los menores de 25 años.
Para finalizar, en julio, y puesto que los zapateristas no están dispuestos a hacer reforma fiscal alguna que consiga aquello que la constitución establece, que cada uno aporte al estado en función de su capacidad económica, van a subir el mas progresivo y progresista de los impuestos, el IVA, con lo cual habida cuenta de las “sustanciosas” subidas salariales que se están aplicando a los trabajadores, estos habrán de soportar dos puntos mas de gasto en todo producto que consuman.
Como se ve todo responde a una concertada actuación de quien sin conocimientos ni capacidad, pasa del extremismo verbal, solo verbal, acerca de su defensa de los que menos tienen a aplicar al 110 % las recetas neoconservadoras que hasta su idolatrado Obama ha repudiado.
Ya no cabe duda alguna sobre la naturaleza política y personal de quienes así actúan, no cabe átomo de credibilidad sobre quienes dicen preocuparse por mantener de cara al futuro el sistema de protección social. Mienten, pues si cierto fuese lo que afirman, estando lejano el gasto social español de la media de la UE, reestablecerían el sistema de financiación de la seguridad social mediante aportaciones desde los presupuestos generales del estado, -es decir, vía impuestos-, como se ha venido haciendo siempre cuando la S. Social tenía déficits, lo cual supuso el establecimiento de una deuda que la S. Social mantiene con el Estado y que año tras año amortiza dotando esa partida en sus presupuestos. Pero es que estos usurpadores de la izquierda en forma alguna aceptaran que es vital para la sociedad española no solo el mantenimiento de las prestaciones que el sistema ofrece, es que rechazan que es imprescindible incrementarlas para que la desagregación social y la marginalidad no crezcan.
Mas que nunca hoy hay que rechazar que los que provocaron la crisis sean a quienes el Estado atienda con los dineros que los trabajadores le aportan tanto en las cuotas de la S.S. como en los impuestos directos e indirectos que solo ellos pagan.
En estas circunstancias es por lo que me invadió la indignación cuando, ya hace mucho tiempo, comprobé que mentían y engañaban hasta en lo más nimio.
Me preocupé cuando constaté que haciendo lo contrario de lo que decían atacaban a los más débiles.
Hoy, me temo que, en tanto los trabajadores no reaccionen en contra de estos abusos, los gestores gubernativos de los oligarcas proseguirán en su saqueo de nuestros dineros y derechos, por lo que tengo pánico a que el futuro de nuestros hijos y nietos pueda albergar la explosión social que en justicia se están mereciendo.
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