jueves, 25 de febrero de 2010

PACTO CONTRA LOS CIUDADANOS (I)

A los dos años de haber estallado la burbuja financiero-ladrillera, los que en los meses previos a las elecciones del 2008 la negaban y solo aceptaban estar en desaceleración, han llegado a la conclusión de que es necesaria la concertación política de todos los que de ella viven a fin de plantar cara, no a las causas de la crisis sino a algunos de los efectos de la misma.
Desde que a finales de 2007 se apreciaron los primeros síntomas de la descontrolada explosión de los derivados financieros mas allá del Atlántico, aquí se optó, dada la proximidad de las elecciones generales, por inyectar más de cien mil millones de euros en el haber de los ladrilleros españoles a fin de que estos aguantasen esos meses, de octubre de 2007 a marzo de 2008 sin abarrotar de desempleados las oficinas del INEM.
Conseguido el engaño de la ciudadanía revalidaron la victoria electoral y una vez alcanzada esta los hasta entonces contenidos afanes de los ladrilleros de despedir a sus trabajadores se dispararon y comenzó la incesante escalada de despidos que nos ha llevado a alcanzar la mas alta cota de parados de la historia laboral española, cinco millones de trabajadores sin poder ejercer el derecho constitucional de tener un trabajo digno, de los que solo 1,7 millones tienen alguna prestación.
En aquella inicial situación y haciendo gala de una capacidad de anticipación realmente inaudita, se lanzaron estos linces de la economía a devolvernos 400 euros aduciendo que habíamos pagado demasiados impuestos y les sobraba el dinero, al tiempo que por la misma razón suprimían el impuesto sobre el patrimonio.
Hay que recordar que estas dos medidas supusieron el condenar a las arcas publicas a dejar de percibir más de 7.000 millones de euros, a los que si se añaden los 2600 millones que en el famoso cheque-bebe gastan anualmente, -ejemplo de cómo entienden estos la progresividad fiscal- se alcanza la muy suculenta cifra de casi diez mil millones de euros.
Mientras este dispendio era jaleado como muestra del carácter social y progresista de los zapateristas, sus amigos del libre mercado y del libre despido lo ejercían sin contención alguna.
Como todos sabemos las previsiones económicas del gobierno poco menos que fueron tomadas a chirigota por cualquiera que algo de economía entendiese.
Ni respecto a crecimiento del PIB, ni en la cuantificación del déficit publico, ni en las necesidades de financiación del sector publico, ni mucho menos en la previsión del desempleo, en prácticamente nada acertaron en sus previsiones, por lo que se vieron obligados a gobernar a salto de mata atendiendo diariamente a cada uno de los sustos que la economía les daba y tomando medidas que eran anuladas por la puesta en practica al día siguiente de otras con sentido contrario a la precedente.
Tanto el muy publicitado Plan E, ese que con nuevas remesas de dinero publico fue destinado a los bolsillos de los cariacontecidos ladrilleros y a los fabricantes de grandes rótulos anunciadores de las obras acometidas, como el llamado PRODI, esa formula por la cual a cambio de 420 euros al mes unos doscientos mil trabajadores que habían agotado las prestaciones por desempleo desaparecían de las listas de parados, ambas medidas, han demostrado ser palos de ciego que solo muy temporalmente,-pan para hoy y hambre para mañana-, han paliado situaciones que amenazan con alcanzar puntos de peligrosa, pero comprensible, reacción social.

(continuará)

No hay comentarios: