sábado, 1 de mayo de 2010

1 DE MAYO, DIA DEL SARCASMO

Con más de cinco millones de trabajadores en paro, (4,61 millones de la EPA y 500 mil ocultos en supuestos cursos de formación). Con el ministro de Trabajo afirmando que aun se destruirá más empleo. Con el líder de la conjunción planetaria convencido de que, ahora sí, es imprescindible la reforma laboral. Con todos los representantes del capital asegurando que la inflexibilidad de las relaciones laborales es lo que provoca el desempleo. Con unos sindicatos apesebrados de los presupuestos públicos. Con una patronal solo patriota de sus cuentas de resultados y de sus yates. Y con una clase política corrupta, distante y alejada de su obligación, que no es otra que resolver los problemas de la gente, se atreven todos, cada uno a su manera, a celebrar el día del trabajo.
Con esta situación, díganme si no es un sarcasmo que los sindicatos lo celebren diciendo defender el empleo y los derechos de los trabajadores.
Díganme si no es un sarcasmo que desde el poder político se anime a participar en la pantomima reivindicativa del día.
Díganme si no es un sarcasmo que aquellos que desde los puestos directivos del Psoe solo hoy hablan de los trabajadores mientras los 364 días restantes callan y respaldan la incesante lluvia de despidos.
Díganme qué tipo de estupidez es la que cometen aquellos que, con trabajo o en paro, respaldan a todos los que día a día les demuestran que su interés es muy otro que el de los trabajadores, esos que cada día favorecen la imposibilidad de ejercer los derechos laborales. Díganme que clase de gente es la que sigue apoyando a quienes respaldan política y económicamente a los que han condenado a más de una generación a la supeditación económica y laboral, es decir los han condenado a no ser libres.
Por último, díganse a Vds. mismos si nuestros hijos y nietos se merecen este presente. Presente que solo es una pequeña muestra de lo que para el futuro, los traidores y los plutócratas, les están preparando.

1 comentario:

FBlack dijo...

es el día de la la hipocresía