Leo hoy una, no sé si noticia, comentario o aviso, que me ha llamado la atención por lo recurrente del tema.
Un estudio de la Fundación Cajas de Ahorros, por el cual el sistema de pensiones de la Seguridad Social entrará en perdidas allá por el año 2029, pero gracias al fondo de reserva, hasta el año 2043 no habrá realmente saldo negativo, estimando que para el 2048 este desfase podría ser del 4,19 % del PIB y del 67 % en el 2060, acusando de tal déficit futuro a la “excesiva generosidad” de las pensiones del sistema y al envejecimiento de la población.
Cuando tales cosas leo, mis carnes tiemblan, al principio de risa, ya que estos tipos de las cajas y de los bancos vaticinaban que para 2012 el sistema de protección social quebraría. Como profetas deberían mandarlos al paro, ya que para empezar retrasan más de quince años las previsiones apocalípticas que solo hace tres hacían y encima ni tan siquiera piden excusas a nadie por sus averiadas “bolas”, de cristal o no.
Más tarde me tiemblan no ya las carnes sino las neuronas, puesto que estos videntes de pacotilla siguen haciendo previsiones por los mismos procedimientos que les fallaron las anteriores. No aprenden que la cantidad de factores que intervienen en la modificación de los equilibrios de un sistema público de reparto de pensiones es tan grande y tan impredecible que es imposible proyectarlo seriamente hacia el futuro tan a largo plazo. Se seguirán equivocando hasta que un siglo de estos acierten y entonces después de haber fallado más que una escopeta de feria nos vengan, muy ufanos, a decirnos que lo habían vaticinado. Unos jetas.
Pero lo malo no es que estos repentinos samaritanos de la clase trabajadora oculten que lo que les interesa realmente es la privatización del sistema público de pensiones, o en su defecto la incentivación a los trabajadores desde los poderes públicos para que estos destinen al menos parte de sus ahorros a los llamados planes de pensiones, que planes sí son, tan magníficos para las aseguradoras, como vampíricos para los trabajadores, y es que como el sistema presenta unos ya añejos superávits, pues que quieren parte de la tarta, ese es su autentico interés. A estos misericordiosos banqueros les importa un bledo el 2060, menos aun lo que entonces le pase a la clase trabajadora, lo que les importa es el hoy mismo y los más de trece mil millones de euros que el Sistema de la Seguridad Social tiene de superávit.
Tanto les importa que este verano pasado ya convencieron a D. Octavio Granados, secretario general de la Seguridad Social, para que alertase sobre el mismo “peligro” e incitase a los trabajadores a no fiarse de la S. Social que él dirige, y a ampliar su cobertura de futuro con los planes de pensiones privados. Y esto sí que me preocupa, que tienen cómplices, me pregunto si gratuitos, dentro de la Troya zapateril.
Un estudio de la Fundación Cajas de Ahorros, por el cual el sistema de pensiones de la Seguridad Social entrará en perdidas allá por el año 2029, pero gracias al fondo de reserva, hasta el año 2043 no habrá realmente saldo negativo, estimando que para el 2048 este desfase podría ser del 4,19 % del PIB y del 67 % en el 2060, acusando de tal déficit futuro a la “excesiva generosidad” de las pensiones del sistema y al envejecimiento de la población.
Cuando tales cosas leo, mis carnes tiemblan, al principio de risa, ya que estos tipos de las cajas y de los bancos vaticinaban que para 2012 el sistema de protección social quebraría. Como profetas deberían mandarlos al paro, ya que para empezar retrasan más de quince años las previsiones apocalípticas que solo hace tres hacían y encima ni tan siquiera piden excusas a nadie por sus averiadas “bolas”, de cristal o no.
Más tarde me tiemblan no ya las carnes sino las neuronas, puesto que estos videntes de pacotilla siguen haciendo previsiones por los mismos procedimientos que les fallaron las anteriores. No aprenden que la cantidad de factores que intervienen en la modificación de los equilibrios de un sistema público de reparto de pensiones es tan grande y tan impredecible que es imposible proyectarlo seriamente hacia el futuro tan a largo plazo. Se seguirán equivocando hasta que un siglo de estos acierten y entonces después de haber fallado más que una escopeta de feria nos vengan, muy ufanos, a decirnos que lo habían vaticinado. Unos jetas.
Pero lo malo no es que estos repentinos samaritanos de la clase trabajadora oculten que lo que les interesa realmente es la privatización del sistema público de pensiones, o en su defecto la incentivación a los trabajadores desde los poderes públicos para que estos destinen al menos parte de sus ahorros a los llamados planes de pensiones, que planes sí son, tan magníficos para las aseguradoras, como vampíricos para los trabajadores, y es que como el sistema presenta unos ya añejos superávits, pues que quieren parte de la tarta, ese es su autentico interés. A estos misericordiosos banqueros les importa un bledo el 2060, menos aun lo que entonces le pase a la clase trabajadora, lo que les importa es el hoy mismo y los más de trece mil millones de euros que el Sistema de la Seguridad Social tiene de superávit.
Tanto les importa que este verano pasado ya convencieron a D. Octavio Granados, secretario general de la Seguridad Social, para que alertase sobre el mismo “peligro” e incitase a los trabajadores a no fiarse de la S. Social que él dirige, y a ampliar su cobertura de futuro con los planes de pensiones privados. Y esto sí que me preocupa, que tienen cómplices, me pregunto si gratuitos, dentro de la Troya zapateril.
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