viernes, 2 de noviembre de 2007

EN TORLA

Tenemos los funcionarios una deuda imposible de compensar con un ministro que fue de Administraciones Públicas, en uno de los gobiernos de Felipe González. Y es que todos los años, ya que las subidas de sueldo se las fuman a mayor gloria del superávit, los días de libre disposición, han permitido que aumenten conforme aumentan los trienios.
Por ello cada vez que, como esta semana, con cargo a mi bolsillo, pero gracias a don Javier Moscoso, voy a disfrutar de días de monte y bosque, no tengo por menos que recordarle, ya que en el desempeño de ese cargo no otra cosa hizo que crear los seis “moscosos”, aunque con posterioridad, y visto el éxito obtenido, creo recordar que se le retribuyó con puesto en el consejo general del poder judicial, y más recientemente, con acta de diputado nacional para su desoficiado y anodino niño Juan.
El caso es, que desde los Pirineos las cosas se ven más de lejos, más desde arriba y con ello, quizás, con más claridad. Por ello, si la neurona no me traiciona, me propongo estudiar qué posibles equiparaciones o diferenciaciones se pueden establecer entre esta preciosa zona de los Pirineos, Torla, Ordesa, Broto, Añisclo, la naturaleza, en sus, aun aquí, equilibradas relaciones, y la naturaleza humana en sus desaforadas y a veces estúpidas relaciones.
Para empezar, me ha llamado la atención que en la información que facilitan en las oficinas de turismo del Parque Nacional de Ordesa tengan unos folletos que anuncien unas rutas, unas excursiones por el parque, las cuales cifran no en longitud, sino en tiempo previsible empleado en hacer el recorrido de ida y el desnivel de ese trayecto. Así las hay de 1 hora de duración, siempre se refieren a la ida, con un desnivel de 100 metros, otra de 2 horas y un desnivel de 300 metros, hasta una excursión a pie de 4 horas y 650 metros de desnivel.
Y digo yo, si para ver y disfrutar de la naturaleza cada uno puede escoger qué excursión se adapta más a su capacidad física, y por mucho que se quisiera hacer la excursión de 4 horas se tiene que aceptar, cual es mi caso, que con la de una horita acabará bien servido de agujetas, por qué, en función de la “forma política” en la que hayan demostrado encontrase cada uno de nuestros próceres, no les adjudicamos el recorrido que más se les ajuste y una vez cada año, atendiendo a los tropezones que en ese recorrido hayan perpetrado reubicarlos en la gestión, en el gobierno, en la oposición o en el paro.
Así podríamos poner a Maleni de palmera en la agrupación de Dos Hermanas, a Cesar Antonio Molina de taquillero en Chueca, a la Chacón de azafata en La Sexta, y a “Zapatitos” de trilero en Preciados, para que de esta manera, es un decir, Alfredo pudiese demostrar que lo de corredor de fondo no es un dicho y que los vericuetos de las sendas de la política, él es el único que los conoce, y los demás, a su lado, paseantes de villa con aires de sabelotodo.
Que son como los del dicho, que cuando les dan una gorra se creen generales, mientras que en la naturaleza la más humilde de las flores, que en altura tienen más difícil el prosperar, también tiene su hueco y en él aporta belleza.

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