martes, 20 de noviembre de 2007

¡VIVE LA FRANCE!

Tiene la historia de España una época que si se pudiera, borraría de arriba a abajo.
Es aquella en la que el mas cutre casticismo, el del hambre con honor, el de la independencia en la ignorancia, el del orgullo en la indigencia, hizo, allá por los inicios del siglo XIX , que los principios democráticos, que la básica división de poderes del estado, que la libertad, las justicia y la igualdad tardasen casi dos siglos en aparecer por aquí.
Me estoy refiriendo a la presencia, invasora, a que negarlo, de Francia en este nuestro país.
Que nadie piense en que pudiera ser partidario de la imposición por la fuerza de modos y formas democráticas allá donde no se aprecien, hay otros mecanismos, pero lo cierto es que aquella ocasión se perdió y el absolutismo, y su asociado el nepotismo, la tiranía, la opresión y la falta de libertad, imperaron en España hasta el último cuarto del siglo XX, excepción hecha de las, desgraciadamente efímeras, dos repúblicas y de algún que otro conato de apariencia democrática, como los llamados pacíficos turnos que liberales y conservadores practicaron en el siglo XIX.
Hoy de nuevo Francia nos da ejemplo, bien que en su territorio, y nos muestra como una sociedad aparentemente burguesa, acomodada e incluso apática o recostada en la molicie, se moviliza.
Y se moviliza no solo por cuestiones parciales coorporativistas o de escaso y parcial recorrido, se moviliza contra el ataque sectorializado de la derecha, la de siempre, -que incluso esa ya me gustaría tenerla aquí-, y aquellos pragmáticos de izquierda que con Segolene a la cabeza, hacen mutis en la actual situación, y que cooperan al "tour de force", al pulso que el tardío seguidor de los "neo-cons" yankees, Sarkozy, pretende echar a los valores republicanos, que incluso la parte social mas derechista de Francia tiene asumida.
Así, los derechos adquiridos que afectan a la jubilación de los trabajadores del transporte, el tratamiento salarial de los funcionarios, las reformas educativas y sanitarias, son aspectos que han puesto en pie a la misma sociedad que masivamente votó al nuevo presidente francés, con lo cual se demuestra que esa sociedad, que prefirió un original de derechas que una mala copia, por muy "Royal" que fuese, no está dormida, y reacciona rauda y firme cuando este jinete permite que el caballo de las reformas económicas a favor de los de siempre, se pase de galope, a criterio de los votantes.
¿Y aquí, que? Pues aquí, nada. Los votantes de ZP, encantados con las nubes de humo que cada día nos regalan, mientras la sustancia, los dineros del estado, para los de siempre.
Cabe preguntarse que sucedería en Francia si los niveles de reducción en los derechos sociales y ciudadanos hubiesen alcanzado las profundidades que aquí tenemos. Cabe preguntarse que sucedería en Francia si las perdidas de poder adquisitivo, no ya de los funcionarios, sino de todos los trabajadores, hubiesen sufrido las perdidas que aquí los sindicatos han respaldado. Cabe preguntarse que hubiese hecho la sociedad francesa, si sus sanitarios hubiesen tenido que emigrar ante la falta de futuro, de retribuciones y de respeto por parte de los gestores del sistema sanitario publico. Cabe preguntarse que sucedería si la enseñanza publica francesa tuviese que soportar los vaivenes que la española está sufriendo.
En España no hay Bastille que tomar y quemar, si la hubiese, no seria yo el que la asaltase, pero entre conatos de revolucion y pancismo social, politico y sindical, entiendo que hay caminos a recorrer, y uno de ellos nos lo estan mostrando nuestros vecinos.
Por todo ello......"¡Vive la France!"

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