viernes, 10 de septiembre de 2010

ACELERAR EL FINAL

Ayer, diez y seis mil sindicalistas gritaron repetidamente “Zapatero dimisión”, y hoy el irresponsable presidente de gobierno del que gozamos, afirma que no ha traicionado a sus principios, dando por supuesto que esos principios son los propios de alguien que piensa, siente y vive en socialista.
Les confieso que cada día que pasa creo tener agotada la capacidad de sorpresa respecto a la que pueden causarme los que viven de la política, y cada día compruebo lo equivocado que estaba solo unos minutos antes.
Hoy los ciudadanos comprobamos que es posible que en la actual situación política social y económica que él mismo ha generado, el iluminado de la Moncloa pretenda hacernos creer que tiene principios éticos o morales y políticos o sociales, o lo que es todavía más sorprendente, que los que pudiera tener o habernos hecho creer que tiene, no han sido traicionados por sus determinaciones.
La limitadísima relación de hechos que a continuación anoto, parte de los que durante su mandato ha perpetrado contra los principios que dijo que profesaba, habrían de llevar al simple olvidadizo o al más recalcitrante de sus seguidores a la convicción de que miente de forma descarada y que, como Groucho Marx, ha adoptado otros principios, los de la más impresentable y rapiñadora derecha económica española, y a ellos sí que le es fiel.
De aquella afirmación de “No os fallaré” de la noche del 14 de marzo de 2004, se han derivado hechos tales como la bajada de la fiscalidad a las Sicav´s del 3 al 1%; ha reducido los tramos impositivos del IRPF, reduciendo casi hasta la extinción la progresividad del impuesto; ha reducido los tipos marginales más altos de ese mismo impuesto, lo cual ha supuesto bajar la fiscalidad a los que más tienen; ha reducido las cuotas patronales a la Seguridad Social; ha detraído de los superávits de la Seguridad Social más de treinta y cinco mil millones de euros, destinándolos a ayudas y subvenciones a los poderosos del dinero; ha dilapidado ingresos fiscales en asegurarse la llegada al momento electoral aparentando normalidad laboral y económica; ha cooperado a la creación de la más alta tasa de paro, casi cinco millones de trabajadores en paro y subiendo; ha reducido el gasto social por habitante, consiguiendo que España sea, en este aspecto, el último de los países de la UE-15; ha favorecido que la riqueza nacional se reparta cada vez con más desigualdad, ya que mientras los beneficios empresariales han crecido el 73 % en la última década, los costes salariales lo han hecho por el 3,7%.
En otros terrenos más sociales como la sanidad o la educación, solo hay que recordar la complacencia silenciosa con la diversificación de los sistemas sanitarios autonómicos, la privatización encubierta de muchos de esos servicios, el encarecimiento de los mismos y la desigual calidad en la atención a los pacientes. Respecto a la educación baste acudir al informe PISA de la UE para constatar el vergonzoso lugar que con este “progresista” ocupa la calidad de la educación española en Europa al cual, en lógica aplastante, le corresponde el más alto nivel de fracaso escolar.
Por todo lo anterior, la reducción del estado de bienestar ya nadie la cuestiona, ya nadie cuestiona el crecimiento de la población española que sobrevive bajo el umbral de la pobreza, crecimiento próximo al de países en los que la miseria está casi generalizada. Todos sabemos de los múltiples sistemas de contención social que con subsidios miserables solo tratan de aplacar la ira de los trabajadores y trabajadoras que, de caer en el total desamparo, hubiesen provocado una explosión social. Todos sabemos que nadie de los que Zp ha utilizado en sus gobiernos se ha ocupado en el intento de cambiar las situaciones de dependencia y supeditación económica y laboral de los cada vez más desprotegidos trabajadores españoles.
Por el contrario más de un ministro zapaterista se ocupa insistentemente en subir una y otra vez los precios de los bienes sometidos a control de precios como son los precios de la energía eléctrica, que don Miguel Sebastián con tanta prodigalidad como interés “actualiza” cada seis meses en vez de una vez al año como cuando el aznarato. Es este mismo señorito el que ha encarecido la bombona de butano un cuarenta por ciento más que el encarecimiento y posterior bajada de precios del petróleo, asfixiando así a los más humildes trabajadores y pensionistas que son los mayoritarios consumidores de este combustible.
Finalmente, y por no hacer interminable la relación de actuaciones antisociales de Zp, hay que mencionar el tratamiento salarial de los funcionarios, el altísimo nivel de contratados eventuales que esta administración zapaterista ha logrado, la congelación de las pensiones, la elevación de la edad a sesenta y siete años para poder jubilarse, la ampliación del periodo de cálculo de la base reguladora de las pensiones de jubilación de 15 a 20 años, lo cual supondrá unas rebajas en las cuantías de entre el 10 y el 25 % según los casos, además de la exclusión de miles de trabajadores como pensionistas ya que con los niveles de desempleo que estos progresistas han consentido y la escasa duración de las prestaciones, los periodos sin cotizaciones están aumentando y mucho trabajador va a ver como al final de su vida laboral el tiempo realmente cotizado no le permitirá alcanzar la totalidad de la cuantía de la pensión que, de no hacerse estas reformas, hubiese podido conseguir.
Sumar a todo lo anterior la inasumible regresión laboral que acaban de aprobar son un más que suficiente cumulo de razones para calificar a este individuo como el más antisocial de los presidentes de gobierno que España ha tenido a lo largo de su historia, democrática o no.
Que haya traicionado o no sus principios ni tan siquiera a él le debe importar, y a nosotros lo que ha de importarnos es poder demostrarnos que sí nos importan los nuestros, y que como socialistas, hemos de hacer lo imposible para poner fin cuanto antes a este periodo de mentiras, traiciones y saqueo del estado.

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