Para que los titulares de hoy, escritos ayer, no reproduzcan con letras aquella famosa foto de Pio Cabanillas junior portando a las ocho de la mañana los periódicos nacionales perfectamente colocados en escalera para que se viesen todos el día de la primera huelga contra Aznar, he tomado un taxi a fin de comprobar cómo estaba el trafico por el centro de Madrid y cual no ha sido mi sorpresa que el recorrido que habitualmente me cuesta entre ocho y diez euros, hoy me ha salido por 5,40 euros, por lo tanto considero innecesario hacer más comentarios si la gente se ha quedado en casa o no.
Me he recorrido a pie la calle Mayor, desde Bailen a Sol, y solo las tiendas de objetos religiosos y una de camisetas de equipos de futbol estaban abiertas. En Sol cientos de sindicalistas y miles de maderos. La Mallorquina, cerrada, los Guerrilleros, también, las loteras y los compradores de oro desaparecidos y los carteristas de vacaciones en el Vaticano. Eso sí, el Corte Inglés lleno de clientes uniformados con casco y porras.
De la calle Montera, poco que decir, salvo dos apuntes. Uno, un fotógrafo de ABC gastaba megabytes de su cámara haciendo fotos a un piquete de maniquíes que en actitud tan hierática como agresiva, obstaculizaban la puesta del establecimiento. El otro apunte es que las hetairas de esa calle o estaban todas en decúbito supino en los lechos del sexo de pago, o su sindicato también se ha declarado en huelga, porque a las doce y media había tres meretrices, tres.
La Gran Vía, deliciosa, con decir que he caminado por la calzada abajo y arriba hasta la plaza de España sin coche alguno, está dicho todo. El tramo peatonal de Fuencarral, otra delicia, algún que otro sindicalista violento informando a su cigarrillo que se lo iba a fumar, una reunión de redactores gráficos, antes llamados fotógrafos, tomando instantáneas de las escasísimas tiendas abiertas, mas maderos aburridos, estudiantes de madero con el uniforme aun con los dobleces de fabrica y la porra con la etiqueta de la marca, y dos funcionarios municipales paseando tras el cuarto café de la mañana.
En la plaza de Barceló, el autobús que me devuelve a casa tarda 26 minutos en arrancar lo cual me permite saber por el conductor del servicio mínimo, que su frecuencia a la una y cuarto es de media hora cuando los días normales esa frecuencia es de 7 minutos. Sagasta vacio, la glorieta de Bilbao, atascada de lecheras, Fuencarral hasta Quevedo sin gente en las paradas, Eloy Gonzalo hasta Álvarez de Castro con algunos taxis y algún jubilado al sol. De Álvarez de Castro a Abascal doble fila de vehículos parados que no interrumpen el trafico lo mas mínimo, tan escaso es. Hasta la más emblemática tienda de Harleys de Madrid con el cierre echado.
A las 13 horas y 25 minutos, la calle Abascal hasta Santa Engracia vacía de coches y peatones, y Santa Engracia tres cuartos de lo mismo, y antes de bajarme observo como los peatones en el cruce de Ríos Rosas cruzan en rojo sin peligro alguno para su integridad, y como no quiero ser parcial he de apuntar que la antigua sede de Telefónica de Ríos Rosas, abandonada y cerrada desde hace años hoy tiene dos de sus tres grandes puertas abiertas para que el fantasma de Luis Solana y de su vecina la Trini puedan abandonar tan vacio como inoperante edificio.
En resumen, como estaba previsto por los demógrafos del poder la huelga está siendo un estrepitoso triunfo. ¿O era al revés?.
Me he recorrido a pie la calle Mayor, desde Bailen a Sol, y solo las tiendas de objetos religiosos y una de camisetas de equipos de futbol estaban abiertas. En Sol cientos de sindicalistas y miles de maderos. La Mallorquina, cerrada, los Guerrilleros, también, las loteras y los compradores de oro desaparecidos y los carteristas de vacaciones en el Vaticano. Eso sí, el Corte Inglés lleno de clientes uniformados con casco y porras.
De la calle Montera, poco que decir, salvo dos apuntes. Uno, un fotógrafo de ABC gastaba megabytes de su cámara haciendo fotos a un piquete de maniquíes que en actitud tan hierática como agresiva, obstaculizaban la puesta del establecimiento. El otro apunte es que las hetairas de esa calle o estaban todas en decúbito supino en los lechos del sexo de pago, o su sindicato también se ha declarado en huelga, porque a las doce y media había tres meretrices, tres.
La Gran Vía, deliciosa, con decir que he caminado por la calzada abajo y arriba hasta la plaza de España sin coche alguno, está dicho todo. El tramo peatonal de Fuencarral, otra delicia, algún que otro sindicalista violento informando a su cigarrillo que se lo iba a fumar, una reunión de redactores gráficos, antes llamados fotógrafos, tomando instantáneas de las escasísimas tiendas abiertas, mas maderos aburridos, estudiantes de madero con el uniforme aun con los dobleces de fabrica y la porra con la etiqueta de la marca, y dos funcionarios municipales paseando tras el cuarto café de la mañana.
En la plaza de Barceló, el autobús que me devuelve a casa tarda 26 minutos en arrancar lo cual me permite saber por el conductor del servicio mínimo, que su frecuencia a la una y cuarto es de media hora cuando los días normales esa frecuencia es de 7 minutos. Sagasta vacio, la glorieta de Bilbao, atascada de lecheras, Fuencarral hasta Quevedo sin gente en las paradas, Eloy Gonzalo hasta Álvarez de Castro con algunos taxis y algún jubilado al sol. De Álvarez de Castro a Abascal doble fila de vehículos parados que no interrumpen el trafico lo mas mínimo, tan escaso es. Hasta la más emblemática tienda de Harleys de Madrid con el cierre echado.
A las 13 horas y 25 minutos, la calle Abascal hasta Santa Engracia vacía de coches y peatones, y Santa Engracia tres cuartos de lo mismo, y antes de bajarme observo como los peatones en el cruce de Ríos Rosas cruzan en rojo sin peligro alguno para su integridad, y como no quiero ser parcial he de apuntar que la antigua sede de Telefónica de Ríos Rosas, abandonada y cerrada desde hace años hoy tiene dos de sus tres grandes puertas abiertas para que el fantasma de Luis Solana y de su vecina la Trini puedan abandonar tan vacio como inoperante edificio.
En resumen, como estaba previsto por los demógrafos del poder la huelga está siendo un estrepitoso triunfo. ¿O era al revés?.
¡Ah! y esta tarde, cuatro gatos en la manifestación. Y es que si no van los de la Trinilateral, la mani es una mi.....seria.
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