viernes, 31 de diciembre de 2010

FELIZ AÑO PEOR

Por esta fecha, el año pasado decía que había quien en la fórmula tradicional de felicitación del año nuevo estaba introduciendo una variación sustancial causada por una percepción de lo más negativa respecto al año entrante. Esa fórmula consistió en felicitar el año 2011 en lugar del 2010.
El paso de estos 365 días ha demostrado que estaban totalmente acertados los que así se posicionaron respecto al año que ahora termina y que de cara al venidero, por el contrario, se equivocaban.
Ni que decir tiene que estimo que el año que en unas horas comenzará habrá de ser tan negativo para la mayoría de los trabajadores españoles como lo ha sido el 2010. No veo absolutamente nada en el horizonte que anime a pensar en soluciones para las angustiadas vidas de cada vez más ciudadanos. Todo lo contrario. Ya sabemos que los recortes de derechos y de capacidad adquisitiva van a continuar a mayor gloria y engorde de plutócratas y políticos, y que la imprescindible revolución social, tampoco amanecerá entre nosotros este nuevo año.
Es por ello que mirando hacia atrás quiero destacar cuatro diminutos hechos que, en lo personal, unos, y en lo colectivo, otros, me han alegrado la vida este infausto 2010.
El primero de ellos por lo que de repercusión colectiva tendrá para el futuro, es que ha quedado descubierto y al desnudo aquel embustero y traidor a quien durante tanto tiempo he dedicado en mis denuncias. El zapaterismo y su incompetente jefe al frente, ha sido finalmente aclamado por la ciudadanía española como el presidente del gobierno más mentiroso y traidor, para con los suyos, que jamás pudimos imaginar.
Cualquiera que se reclame de izquierda, de esa de izquierda de los valores clásicos del socialismo, no de los valores bursátiles, con gran alegría marcará a este año como el del principio del fin del zapaterismo.
Segundo. He tenido la suerte de alcanzar la jubilación al lado de mi querida Cris y jubilosamente la hemos empezado a disfrutar entre vivificantes y divertidas discusiones.
Tercero. Mis más recientes compañeros de trabajo han tenido a bien, cierto que de forma ocasional, el seguir soportándome cuando nos citamos para desayunar o para alguna que otra celebración. Gracias compañeros/as.
Y cuarto. Como se puede observar en la imagen de este post, mi nieta, ya dos años, hace que me olvide de Zp, de Pepiño, del Rajoy, del FMI y de la mala madre que los parió a todos.
Por último, y dado que lo de desear felicidad siempre me ha parecido un tanto melifluo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, solo a ellos, ¡Salud!

2 comentarios:

Adler dijo...

Gran blog.
Falta más gente inconformista, que diga lo que piensa.
Te sigo!

Anónimo dijo...

¿Cómo no soportarte, con la vidilla que nos das?
Gracias a tí, Cándido!
L.