Jamás en los ya muchos años de diarios editoriales, El País se había retratado tan claramente como lo hace hoy lunes 20 de junio de este infame 2011.
Ni la coherencia que para otros exigen cuando sus patrocinados, los corruptos zapateristas, permiten y también amplían el dominio del PP en Navarra o Asturias, ni la participación democrática, que hasta cuando es pisoteada por los suyos, -dedazo Rubalcaba- es alabada como signo de democracia interna, ni la manipulación de lo que otros afirman en muy distinto sentido, nada logra poner punto de vergüenza alguno en aquellos que hoy han alcanzado el zenit de la desfachatez “prisaica”.
Y no es tanto por el despecho de la pérdida de poder efectivo que sus protegidos financiadores vayan a sufrir con el traspaso de poderes a los peperos extremeños, no, no es esto lo que alienta el cabreo de los “paisanos” de Prisa, lo que les mueve a su estentóreo editorial es la previsible y segura desaparición de las ayudas recibidas y a recibir desde esa autonomía, ayudas y subvenciones que bajo mil diferentes formas acaban llevando a sus escuálidas arcas un dinero público que a no mucho tardar serán cercenadas por quienes tienen otros clientes a los que subvencionar. Esta es la razón de fondo que les anima a poner al descubierto, otra vez más, el trasero económico de quienes fueron y ya no son, defensores de la democracia.
Pero no queda ahí la cosa, que con ser importante no deja de ser la desesperada defensa de un interés particular. Lo que a mi entender tiene transcendencia es que no se han enterado, o peor, que no se quieren enterar, que lo que está sucediendo en todo este nuestro país, es que los despreciados ciudadanos, esos que solo tienen importancia cuando se acumulan por centenares de miles en las calles, están empezando a practicar una formula nueva de democracia ciudadana. Es esa autentica democracia que les permite opinar de continuo sobre lo divino y lo humano y que, -y aquí está el intríngulis de la cuestión-, la opinión mayoritaria se pone en práctica de inmediato a todos los niveles, despreciando y evitando en su aplicación todas aquellas normas de funcionamiento político que, emanadas de quienes se afanan en reducir la democracia a votaciones cada cuatro años, cual si indios jibaros fuesen, resistiéndose a contemplar, y menos a aceptar, que sus antiguas y viejas prácticas político-mafiosas están condenadas a desaparecer.
Por eso, es esclarecedor el editorial que hoy descalifica la forma de hacer política de IU en Extremadura, atreviéndose a denominar a la opción democráticamente adoptada por sus militantes como una respuesta política visceral y no la necesaria respuesta cerebral que a sus intereses conviene. Pero como cuando un tonto coge una linde, aunque esta se acabe, el tonto sigue, osan afirmar los editorialistas a sueldo que la política de alianzas de Izquierda Unida es un tema que ha de ser adoptado a nivel federal, ya que esa es la posición que a sus intereses conviene, ninguneando así y pontificando desde su arruinado púlpito a fin de restar fuerza democrática a la opinión y a la participación de los militantes de IU extremeños.
Y cabe preguntarse ¿por qué no editorializa El País sobre la necesidad de que se hubiera debatido a nivel federal las alianzas que solo regionalmente se adoptaron cuando el PSE-Psoe pactó con el PP en Euskadi, o los reiterados encamamientos del PSN-Psoe con la derecha regionalista del UPN en Navarra y, como antes decía, el fantasmagórico apoyo regional del PSA-Psoe de Asturias al PP a fin de ocultar y arrinconar el caso Marea?. Y es que esta es la coherencia actual del que fue símbolo de demócratas cuando, como ahora, se luchaba por una autentica democracia.
Finalmente me ha parecido percibir en el escrito prisaico un cierto pesar por el futuro de IU, ya que acaban su alegato político-economico afirmando: “Lo sucedido ayer cabe interpretarlo como un peligroso repliegue de IU sobre sí misma: a muchos militantes y votantes puede llevarles a cuestionar el sentido de la existencia de esa formación”. Puede que este sentimiento esté basado en su propia experiencia empresarial, la que les ha venido demostrando que cuanto más se han replegado hacia su derecha economica y más han despreciado el sentir de sus lectores, mas desastrosas han sido sus cuentas.
En tectónica de placas se denomina placa de subducción a aquella placa oceánica o continental que chocando con otra se sumerge en el manto terrestre, pudiendo alcanzar profundidades tales que la fricción, la presión y el consiguiente incremento de la temperatura acaban provocando su fusión. Vale también como símil el manido ejemplo del Titanic, trasatlántico insumergible que, como Prisa se hundió al más mínimo percance, con la diferencia de que en el caso actual, la orquesta ha abandonado el barco y en camiseta y chanclas, con el calor del sol y de la ciudadanía madrileña toca a los cuatro vientos el cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven por las plazas de Madrid simbolizando a la europa de las libertades y no a la del euro y sus pactos opresores.
En esas están los chicos de Cebrián, que no contentos con su caminar hacia la extinción quieren llevar consigo a su infierno a los que entienden la democracia de otra muy distinta forma, de forma participativa e igualitaria.
Ni la coherencia que para otros exigen cuando sus patrocinados, los corruptos zapateristas, permiten y también amplían el dominio del PP en Navarra o Asturias, ni la participación democrática, que hasta cuando es pisoteada por los suyos, -dedazo Rubalcaba- es alabada como signo de democracia interna, ni la manipulación de lo que otros afirman en muy distinto sentido, nada logra poner punto de vergüenza alguno en aquellos que hoy han alcanzado el zenit de la desfachatez “prisaica”.
Y no es tanto por el despecho de la pérdida de poder efectivo que sus protegidos financiadores vayan a sufrir con el traspaso de poderes a los peperos extremeños, no, no es esto lo que alienta el cabreo de los “paisanos” de Prisa, lo que les mueve a su estentóreo editorial es la previsible y segura desaparición de las ayudas recibidas y a recibir desde esa autonomía, ayudas y subvenciones que bajo mil diferentes formas acaban llevando a sus escuálidas arcas un dinero público que a no mucho tardar serán cercenadas por quienes tienen otros clientes a los que subvencionar. Esta es la razón de fondo que les anima a poner al descubierto, otra vez más, el trasero económico de quienes fueron y ya no son, defensores de la democracia.
Pero no queda ahí la cosa, que con ser importante no deja de ser la desesperada defensa de un interés particular. Lo que a mi entender tiene transcendencia es que no se han enterado, o peor, que no se quieren enterar, que lo que está sucediendo en todo este nuestro país, es que los despreciados ciudadanos, esos que solo tienen importancia cuando se acumulan por centenares de miles en las calles, están empezando a practicar una formula nueva de democracia ciudadana. Es esa autentica democracia que les permite opinar de continuo sobre lo divino y lo humano y que, -y aquí está el intríngulis de la cuestión-, la opinión mayoritaria se pone en práctica de inmediato a todos los niveles, despreciando y evitando en su aplicación todas aquellas normas de funcionamiento político que, emanadas de quienes se afanan en reducir la democracia a votaciones cada cuatro años, cual si indios jibaros fuesen, resistiéndose a contemplar, y menos a aceptar, que sus antiguas y viejas prácticas político-mafiosas están condenadas a desaparecer.
Por eso, es esclarecedor el editorial que hoy descalifica la forma de hacer política de IU en Extremadura, atreviéndose a denominar a la opción democráticamente adoptada por sus militantes como una respuesta política visceral y no la necesaria respuesta cerebral que a sus intereses conviene. Pero como cuando un tonto coge una linde, aunque esta se acabe, el tonto sigue, osan afirmar los editorialistas a sueldo que la política de alianzas de Izquierda Unida es un tema que ha de ser adoptado a nivel federal, ya que esa es la posición que a sus intereses conviene, ninguneando así y pontificando desde su arruinado púlpito a fin de restar fuerza democrática a la opinión y a la participación de los militantes de IU extremeños.
Y cabe preguntarse ¿por qué no editorializa El País sobre la necesidad de que se hubiera debatido a nivel federal las alianzas que solo regionalmente se adoptaron cuando el PSE-Psoe pactó con el PP en Euskadi, o los reiterados encamamientos del PSN-Psoe con la derecha regionalista del UPN en Navarra y, como antes decía, el fantasmagórico apoyo regional del PSA-Psoe de Asturias al PP a fin de ocultar y arrinconar el caso Marea?. Y es que esta es la coherencia actual del que fue símbolo de demócratas cuando, como ahora, se luchaba por una autentica democracia.
Finalmente me ha parecido percibir en el escrito prisaico un cierto pesar por el futuro de IU, ya que acaban su alegato político-economico afirmando: “Lo sucedido ayer cabe interpretarlo como un peligroso repliegue de IU sobre sí misma: a muchos militantes y votantes puede llevarles a cuestionar el sentido de la existencia de esa formación”. Puede que este sentimiento esté basado en su propia experiencia empresarial, la que les ha venido demostrando que cuanto más se han replegado hacia su derecha economica y más han despreciado el sentir de sus lectores, mas desastrosas han sido sus cuentas.
En tectónica de placas se denomina placa de subducción a aquella placa oceánica o continental que chocando con otra se sumerge en el manto terrestre, pudiendo alcanzar profundidades tales que la fricción, la presión y el consiguiente incremento de la temperatura acaban provocando su fusión. Vale también como símil el manido ejemplo del Titanic, trasatlántico insumergible que, como Prisa se hundió al más mínimo percance, con la diferencia de que en el caso actual, la orquesta ha abandonado el barco y en camiseta y chanclas, con el calor del sol y de la ciudadanía madrileña toca a los cuatro vientos el cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven por las plazas de Madrid simbolizando a la europa de las libertades y no a la del euro y sus pactos opresores.
En esas están los chicos de Cebrián, que no contentos con su caminar hacia la extinción quieren llevar consigo a su infierno a los que entienden la democracia de otra muy distinta forma, de forma participativa e igualitaria.
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