El pasado día 4 de agosto en vísperas de las vacaciones de verano incorporé a este blog mi ultima intervención en un pleno del ayuntamiento de Madrid. Entre otras cosas afirmé que "hacer oposición no es derruir ni difamar, ya que de este deshacer solo se ufanan los que no saben edificar", y también que " sobre la descalificación y el odio solo se pueden construir ruinas o ejercitos de fanáticos".
Han pasado unos meses y constato que no me equivocaba. Aquellos a los que fundamentalmente me refería por conocerlos directamente, los "ferrazianos", demuestran un día si y otro también que su única especialidad es la destrucción. La destrucción de fama, honor, respeto, hacienda y si es necesario trabajo y sustento de aquellos que nos les bailen el agua o de aquellos otros que puedan representar un riesgo a su estabilidad nepótica.
Por precisas, claras y contundentes exigencias de don Pepiño, su "agente comercial" en el grupo municipal socialista del ayuntamiento de Madrid, el "castrista" (sector Pedro) David Lucas ha solicitado que se incluya en el orden del día del pleno ordinario que mañana día 20 se celebrará, la comparecencia del alcalde de Madrid para que rinda cuentas sobre la llamada "operación Guateque", trama de corrupción de funcionarios municipales madrileños que ya toda España conoce.
No se trata tanto de que el alcalde dé explicaciones que pudieran aclarar la situación y reconducirla, no se trata de crear un punto de encuentro para establecer mecanismos que impidan la repetición de esta inaceptable y corrupta practica, no se trata de plantear alternativas a los mecanismos administrativos y ordenanzas municipales que no han impedido o que al menos no hayan favorecido su desarrollo, no se trata, en resumen, de aportar en positivo iniciativas que finalmente redunden en la limpieza de la practica administrativa y por consiguiente en favor de los intereses ciudadanos, no. Se trata única y exclusivamente de desgastar al alcalde, que lo es de todos los madrileños, mio también, aunque no le haya votado. Trátase de que Ferraz entiende que Gallardón, por su personalidad política, que no comparto, por su imagen publica, que entiendo como artificial, y por su peso especifico en la política madrileña, que es innegable, puede ser un adversario peligroso para los intereses de don ZP, en caso de ser incluido en la lista al Congreso por Madrid, ya que es fácil de constatar el tirón electoral que tiene en la capital, y por ello hay que hacer lo posible por destruirle. Esas son sus formas derivadas de estos sus análisis.
Si en una trama de corrupción de funcionarios, en torno a quince o veinte de un total veintidós mil, los "zpboys" hacen directo responsable político al alcalde, por mucho que este sea el último y máximo responsable de la administración municipal, ¿no sería Zp el ultimo y máximo responsable, de los desastres de los transportes en Cataluña?, ¿no sería Zp el ultimo y máximo responsable de la deplorable situación de la educación en España?, ¿no sería Zp el ultimo y máximo responsable del fracaso en la malhadada negociación con Eta?, ¿no sería Zp el ultimo y máximo responsable de todas y cada una de las calamidades que en España sucediesen?.
Pues no, rotundamente no.
Imputar a una sola persona por alta que sea su responsabilidad por el cargo ejercido, la culpabilidad de hechos que responden a múltiples y complejas circunstancias que en forma alguna un simple humano tiene capacidad de impedir, es sencillamente un juego tan infantil como el bailar una peonza.
Claro que estos, en su juego de la política, cada vez que lanzan la peonza no lo hacen hacia el suelo, la lanzan al primero que enfrente tengan. Para ellos solo hay dos clases de personas, vasallos, que pueden vivir si su pleitesía agrada, y enemigos, que en todos los casos han de ser muertos.
No lo reconocerán nunca, pero están inseguros, tienen miedo, por eso en vez de hacer grande al adversario que en legitima batalla les engrandecería, le declaran enemigo, le declaran su odio y como objetivo a batir, de forma preventiva, le declaran la guerra.
Pues yo creo que así, sin causa justa, las guerras se pierden.