De acabar así, este sábado 18 de septiembre, no pasará a la historia de España por algún hecho transcendente. Habrá muchos pequeños acontecimientos que para determinadas personas puede que cambien su vida, pero colectivamente no se convertirán en una referencia nacional.
Dentro de ese grupo de hechos pequeños, que solo afectan a un limitado grupo de personas hay que destacar uno de entre ellos. El que afecta muy personal y profesionalmente a doña Belén Barreiro, la cual ha sido despedida de su trabajo sin que se haya dado cumplimiento a los requisitos que la legislación y la educación demandan.
Era hasta ayer doña Belén Barreiro la directora del CIS, el Centro de Investigaciones Sociológicas, la agencia gubernativa encargada de hacer encuestas diversas y decirnos a los ciudadanos como está el ambiente en diversos patios sociales. Pues bien, ayer en la reunión en la que se juntan los amigos de Zapatero, el Consejo de ministros y ministras, (va por ti, Bibi), doña María Teresa, sin encomendarse ni a dios, Zp, ni al diablo, Botin, cesó, manu militari, a la que dicen que como presidenta del CIS ha sido la más eficaz, competente y leal a esa institución, ya que ha resistido las enormes presiones de este gobierno para maquillar los resultados de las encuestas que, cabezonas ellas, sitúan a Zp en el nivel nacional, muy por debajo de los niveles de aprecio que Tomas Gómez tenía en Madrid.
Ni que decir tiene que no tengo ni el mas mínimo y remoto interés personal o político en defender a quien no conozco, pero si lo tengo y grande en demostrar que esta actuación, una más de las muchas del zapaterismo, también está encaminada a defender el interés de grupo del gobierno, no el interés colectivo que debieran representar y que en este caso es el derecho a la información veraz emanada de una institución que sostenemos con nuestros impuestos.
Otra vez más se demuestra que ni tan siquiera los más básicos derechos de los ciudadanos se respetan por parte de estos dictadorzuelos y así hasta el derecho a una información veraz tiende a desaparecer de la vida política española. La masiva afiliación política de los medios de comunicación y los intereses económicos que los rigen, han impregnado a la clase política española de tal forma que la combinación de poder y dinero les ha llevado a situar sus intereses de grupo muy por encima de los intereses generales.
No es necesario recordar las mentiras, los bandazos, la connivencia con los poderosos, los abundantísimos casos de decir Diego donde dijeron digo, tantas y tantas ocasiones en las que siguen demostrándonos que ni tan siquiera la formalidad de las leyes son respetadas, cuando menos los valores ciudadanos que a los demás nos exigen.
Ante este caso se da la circunstancia añadida por la cual la derecha oficial vuelve a errar afirmando que es el interés partidario el que ha movido la guillotina zapaterista contra la firmeza profesional de doña Belén. Se equivocan puesto que embarcados en el “y tú más”, dejan aflorar una cierta comprensión hacia la vicepresidenta de la Vega, ya que ellos, en su lugar, hubiesen hecho lo mismo, en vez de ocuparse en demostrar que no hay el más mínimo interés en el conjunto de la militancia de a pie del Psoe en que, también a ellos, se les restrinja su derecho a una información veraz, por la que pagan.
Como es fácilmente entendible, las diversas cúpulas de poder político siempre tratan de confundir la parte con el todo, impulsando a los que les sostienen al reduccionismo de conmigo o contra mí, y tratando de ocultar que lo que ellos denominan interés general o, como es el caso, interés partidario, solo es el interés de unos cuantos, precisamente el más indefendible interés de aquellos que imponen un día sí y otro también la reducción de derechos ciudadanos básicos.
El acceso a la vivienda, a un trabajo estable y digno, el disponer de una sanidad y una educación de calidad e igual para todos, de una protección efectiva por parte del estado ante situaciones de dependencia o marginalidad social o económica, a unas prestaciones públicas dignas que garanticen el bienestar cuando se pierde el trabajo o se alcanza la jubilación, todos estos derechos han adelgazado desde que el zapaterismo puso su mano en ellos, otros muchos están en proceso de jibarización, pero este de hoy, el derecho a una información pública veraz y transparente ha sido condenado desde la más alta instancia gubernativa. Lo comprobaremos muy pronto, cuando los datos de las encuestas del CIS tornen a ser halagüeños para el zapaterismo.
Me pregunto si es posible la democracia sin que la clase política española disponga de traza alguna de credibilidad. Yo diría que no.
Dentro de ese grupo de hechos pequeños, que solo afectan a un limitado grupo de personas hay que destacar uno de entre ellos. El que afecta muy personal y profesionalmente a doña Belén Barreiro, la cual ha sido despedida de su trabajo sin que se haya dado cumplimiento a los requisitos que la legislación y la educación demandan.
Era hasta ayer doña Belén Barreiro la directora del CIS, el Centro de Investigaciones Sociológicas, la agencia gubernativa encargada de hacer encuestas diversas y decirnos a los ciudadanos como está el ambiente en diversos patios sociales. Pues bien, ayer en la reunión en la que se juntan los amigos de Zapatero, el Consejo de ministros y ministras, (va por ti, Bibi), doña María Teresa, sin encomendarse ni a dios, Zp, ni al diablo, Botin, cesó, manu militari, a la que dicen que como presidenta del CIS ha sido la más eficaz, competente y leal a esa institución, ya que ha resistido las enormes presiones de este gobierno para maquillar los resultados de las encuestas que, cabezonas ellas, sitúan a Zp en el nivel nacional, muy por debajo de los niveles de aprecio que Tomas Gómez tenía en Madrid.
Ni que decir tiene que no tengo ni el mas mínimo y remoto interés personal o político en defender a quien no conozco, pero si lo tengo y grande en demostrar que esta actuación, una más de las muchas del zapaterismo, también está encaminada a defender el interés de grupo del gobierno, no el interés colectivo que debieran representar y que en este caso es el derecho a la información veraz emanada de una institución que sostenemos con nuestros impuestos.
Otra vez más se demuestra que ni tan siquiera los más básicos derechos de los ciudadanos se respetan por parte de estos dictadorzuelos y así hasta el derecho a una información veraz tiende a desaparecer de la vida política española. La masiva afiliación política de los medios de comunicación y los intereses económicos que los rigen, han impregnado a la clase política española de tal forma que la combinación de poder y dinero les ha llevado a situar sus intereses de grupo muy por encima de los intereses generales.
No es necesario recordar las mentiras, los bandazos, la connivencia con los poderosos, los abundantísimos casos de decir Diego donde dijeron digo, tantas y tantas ocasiones en las que siguen demostrándonos que ni tan siquiera la formalidad de las leyes son respetadas, cuando menos los valores ciudadanos que a los demás nos exigen.
Ante este caso se da la circunstancia añadida por la cual la derecha oficial vuelve a errar afirmando que es el interés partidario el que ha movido la guillotina zapaterista contra la firmeza profesional de doña Belén. Se equivocan puesto que embarcados en el “y tú más”, dejan aflorar una cierta comprensión hacia la vicepresidenta de la Vega, ya que ellos, en su lugar, hubiesen hecho lo mismo, en vez de ocuparse en demostrar que no hay el más mínimo interés en el conjunto de la militancia de a pie del Psoe en que, también a ellos, se les restrinja su derecho a una información veraz, por la que pagan.
Como es fácilmente entendible, las diversas cúpulas de poder político siempre tratan de confundir la parte con el todo, impulsando a los que les sostienen al reduccionismo de conmigo o contra mí, y tratando de ocultar que lo que ellos denominan interés general o, como es el caso, interés partidario, solo es el interés de unos cuantos, precisamente el más indefendible interés de aquellos que imponen un día sí y otro también la reducción de derechos ciudadanos básicos.
El acceso a la vivienda, a un trabajo estable y digno, el disponer de una sanidad y una educación de calidad e igual para todos, de una protección efectiva por parte del estado ante situaciones de dependencia o marginalidad social o económica, a unas prestaciones públicas dignas que garanticen el bienestar cuando se pierde el trabajo o se alcanza la jubilación, todos estos derechos han adelgazado desde que el zapaterismo puso su mano en ellos, otros muchos están en proceso de jibarización, pero este de hoy, el derecho a una información pública veraz y transparente ha sido condenado desde la más alta instancia gubernativa. Lo comprobaremos muy pronto, cuando los datos de las encuestas del CIS tornen a ser halagüeños para el zapaterismo.
Me pregunto si es posible la democracia sin que la clase política española disponga de traza alguna de credibilidad. Yo diría que no.
3 comentarios:
Tu escrito desprende amargura, radicalismo y crees sentirte bien e importante cuando insultas al Secretario General del Partido Socialista Obrero Español. Escribes sin saber que escribes y sin la mas minima reflexión. Vas de buenazo y valenton tabernario y solo demuestras tu odio y tu fatiga intelectual. Sigue con tus dicterios y tu falta absoluta de veracidad,esa veracidad que tu reclamas. Y borra ese comentario. Es lo tuyo.
Ladran, luego cabalgamos....amigo Cándido.
Animo Cándido no pensarías que les gustaría a estos, que son los amargos, que siempre escriben sabiendo bien lo que escriben , siempre lo hacen por algo y la mayoría de veces por su beneficio, eso si bien reflexionado, madurado y con la vigorexia intelectual que les caracteriza sus acciones, para decir y hacer una cosa y la contraria sin el mas mínimo sonrojo, no borres su comentario e invítalo a poner su nombre que seguro que le conocemos y sabemos el porque de lo que dice y a quien se lo debe.
Animo Candido, un socialista con carnet que no pienso romper.
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