lunes, 13 de abril de 2009

¿EL NUEVO MOVIMIENTO NACIONAL? (I)

Si alguna característica identificó al extinto Movimiento Nacional fue la total ocupación del espacio político español, el fomento de la represión hacia todo lo que supusiese pensamiento o acción política diferenciada, la servidumbre siempre interesada al dictador y la lógica rapiña de lo publico que todo absolutismo conlleva.
El uso de todos los medios a su alcance para imponer sus "principios" y las alianzas con el poder económico, con la iglesia católica, con el ejercito y con unos sindicatos creados ex profeso para la contención de afanes obreristas fueron las herramientas fundamentales en las que descansó la placidez de aquellos que mantuvieron por cuarenta años ayunos de democracia a los españoles.
No fue tanto habilidad de los opresores para construir el esqueleto de un estado represor como un estado de animo de vencedores y vencidos de la precedente guerra civil lo que contribuyó a extender en amplias masas ciudadanas la firme creencia acerca de la inexistencia de alternativas sociales, económicas y políticas al franquismo, ya que no en vano, difícil es desmoronar el muro de seguridad que, entonces, todos los medios de comunicación machaconamente construyeron contra las apetencias de libertad de, al menos, la mitad de los españoles.
Si entonces, desde el fin de la guerra casi hasta el inicio de lo sesenta, tal estado de animo contribuyó a dar cimientos a los restantes años de dictadura, hoy, bajo la apariencia de transitar dentro de un sistema democrático, libre y respetuoso con los derechos fundamentales de las personas, a los ojos de quien lo quiera ver, se están poniendo las primeras zapatas que soportarán la edificación del mensaje de uniformización política que de forma cada vez mas insistente nos están lanzando y que a su vez podría sostener a un nuevo movimiento nacional, posiblemente mas civilizado que el anterior pero igual de castrante.
Cuando en una situación de crisis económica mundial, que lógicamente afecta a una España embarcada de hoz y coz en el liberalismo especulativo, y sin más particularidad que la de contar con un gobierno que del seguidismo económico internacional ha hecho su seña de identidad y de la incompetencia, su genética, surgen cada día mas voces interesadas en convencernos de la necesidad de aplicarnos a nosotros mismos lo que en Alemania han llamado la “grossen coalition”, la unión a efectos gubernativos de la derecha, la CDU y la derecha de la izquierda, el SPD.
Quieren que PP y PSOE reverdezcan, de forma civilizada y manteniendo las apariencias democráticas, al Movimiento Nacional. Quieren oficializar que entre ambos posibles socios no hay diferencias políticas que justifiquen la confrontación, y si lo consiguiesen el sistema perecería, ya que no otra cosa que confrontación democrática y diferencia política son la esencia vital de la democracia.
Estamos en unos tiempos en los que con su desmesura y su incompetencia en regir su propio sistema capitalista han provocado que muchos hayamos vuelto la mirada a quienes en el pasado, con profundidad humanística y seriedad conceptual, advirtieron sobre la naturaleza cruel del capitalismo, su desprecio por la igualdad y la justicia y sus insaciables ansias de poder, y ante este “revival”, los oligarcas y sus rendidos vasallos políticos se están comenzando a alarmar sobre tal proceder ciudadano. No les está pasando desapercibida tal reacción y de nuevo, en los dos países europeos en los que históricamente experimentaron en el pasado, vuelven a poner en marcha sus métodos de alquimia política y social.
En Alemania, sin excusa política, social o económica alguna, el poder bendijo la unión parasitaria de la CDU con la SPD, unión de la cual, la jibarización de los mal llamados socialdemócratas es ya una evidencia, pero de esa unión no se están derivando mas consecuencias políticas que el crecimiento limitado de otra izquierda que aun no tiene fuerza suficiente para condicionar el rumbo de una sociedad alemana aposentada cómodamente en la estabilidad, si no en la riqueza y el neocolonialismo económico.
Por el contrario en España parece que se disponen a imponer a nivel nacional lo que hace algo más de un mes denomine la CEDA a la vasca, experimento “contra natura” política que de forma tan artificial como desmotivada han dado lugar a la gestación de lo que pudiera acabar siendo el Nuevo Movimiento Nacional.

Y esto sí que merece una especifica ley de interrupción forzosa de semejante embarazo político.
(Continuará)

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