jueves, 16 de abril de 2009

¿EL NUEVO MOVIMIENTO NACIONAL? (y IV)

Parten de la certeza comprobada por la cual, a sus intereses, lo mismo les da que gobierne la llamada derecha, el PP, como que lo haga la otra derecha, los neosocialistas de ZP. Consideran que, a los efectos económicos y de dominación social, ambos partidos vienen a ser la misma cosa, por lo que en momentos en los que la crisis del capital, -por los oligarcas financieros internacionales provocada-, necesita del soporte de los dineros públicos, es mas que conveniente que nada ni nadie pueda cuestionar tal salvamento a costa de los dineros de los que menos tienen.
De aquí que teniendo como objetivo el salvar al sistema, y no solo al capitalismo especulativo español, sino al ladrillismo carpetovetónico, retuerzan los argumentos hasta hacerlos irreconocibles a una sociedad y fundamentalmente, a una parte de esa sociedad, la juventud, que mas que anestesiada en el consumismo, en la competitividad laboral fraticida, en la sumisión a cualquier poder, en el deslumbramiento por el dinero, y en el seguidismo más o menos “hooligan”, difícilmente reaccionará en contra de tales pretensiones.
Hoy, como ayer con el autentico movimiento nacional, los medios de comunicación, -sean el soporte de unos o de otros-, coinciden como sus sostenidos y pagadores en la indiferenciación de posiciones económicas y sociales, en la similitud de sus propuestas, en la casi igualdad de procedimientos y en la total coincidencia de objetivos estratégicos.
Ayer los medios defendían al dictador, a la iglesia católica, al ejercito, a la banca y al sometimiento que todos aplicaban a quienes, para ellos, ni ciudadanos eran, hoy los medios de comunicación se afanan en ocultar las contradicciones y errores del sistema económico mundial del que el español forma parte, se ocupan y preocupan de ocultar o minimizar las injusticias y abusos de los poderosos a los que se deben y en justificar lo injustificable. Hoy ninguno de ellos puede ufanarse de prestar el servicio publico que debieran ser y, menos aun, enorgullecerse de servir a la verdad, hoy son meros voceros de intereses contrarios a los de la ciudadanía.
Con este panorama social, con la incertidumbre anidada en todos los sectores sociales, con paro, deudas, con unos sindicatos institucionalizados en y con el poder económico, con una feroz competencia laboral individualizada y con un incierto futuro colectivo, los poderosos y sus políticos cuentan con todas las bazas para fundar un nuevo sistema político, la democracia orgánico-participativa, el remedo del corporativismo franquista basado en este caso en unos endogámicos y cooptadores partidos políticos y unos sindicatos tan aparentemente horizontales como evidentemente corrompidos, con la particularidad de que todos podrían mantener lavada su cara opresora al mantener el sufragio universal, libre, directo y secreto que, salvo revolución social, estaría orientado, acaparado y casi monopolizado por los que ya monopolizan las posibilidades de alcanzar el gobierno en las actuales circunstancias.
Con ello conseguirían la cuadratura del círculo soñado por todo oligarca, democracia formal sin alternativa política real. Pero todo pasa por que del experimento en el País Vasco nazca el “PPSOE”, y en ello están.
Este es el punto sobre el que gravitan todos sus deseos y sus pretensiones, el lograr que ambos competidores dejen de serlo en la realidad, mientras la apariencia, -la realidad publicada-, se encargará de “demostrarnos” lo contrario. Así ni represión, ni mas adoctrinamiento que el “goebeliano” sería preciso. Con solo cimentar a diario aquello de…”una verdad oficial puede ser una mentira que se ha repetido mil veces” conseguirán que, dócilmente, toda una sociedad como la española se adapte y demande el “soma” gubernativo que en la novela de Aldous Huxley, “Un mundo feliz” repartían.
Solo cabe desear que haya un solo “Salvaje” que pregunte “¿Cómo puede gustaros ser esclavos? ¿Cómo puede gustaros ser niños? Si, niños. Berreando y haciendo pucheros y vomitando.”
Mientras, hay que quedarse con el prefacio de Nicolas Berdiaeff a tal novela….”Y pudiera ser que un nuevo siglo comience, un siglo donde los intelectuales y las clases cultivadas encontrarán los medios para evitar las utopías, para retornar a una sociedad no utópica, menos perfecta y más libre”.
Postdata anticipatoria: Mañana llamaré bellaco a MAFO.

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