MADRID 2003 Y CATALUÑA 2006
Desde el año 2000 al 2003, año este de elecciones municipales y autonómicas, se dedicaron los “ZP boys”, a consolidar su presencia en federaciones que, sin ánimo de ofender, tanto desde el punto de vista numérico como de peso político, son de segunda división, Castilla-León, Rioja, Navarra, Cantabria, Murcia, fueron pequeños laboratorios donde se desbravaron intentando poner y quitar peleles afines.
Pero estas faenas les demostraron que el peso especifico que confiere poder en el Psoe, lo dan Cataluña, Andalucía, Madrid, Valencia, Extremadura, y más lejos en este ranking País Vasco, Castilla-La Mancha, Galicia, o Aragón.
Planteada así su contabilidad, fueron eliminando por absorción o por opresión, aquellas federaciones que como Andalucía, concitan que su presidente institucional es a la vez presidente del partido y que sumado esto a supuestas funciones “mecénicas” del Psoe andaluz respecto al federal, estas, unen y atan a la vez, y a buen entendedor pocas palabras bastan; sin embargo diré que este es el típico caso de dominio por absorción, como Castilla-La Mancha en la que, absorbido Bono en el Gobierno, el “hereu”, Barreda, no tenía más opción que confraternizar con el nuevo poder por dos razones, su Sra. estaba en la ejecutiva, y si quería apoyos y recursos para su inmediata campaña electoral pues había de consentir, en el sentido romántico del término. En Navarra, ejemplo donde los halla de control por opresión, sencillamente se laminó todo lo no adicto, hasta tal punto es verdad que en el 2004 se hizo dimitir y correr la lista de candidatos a diputados hasta que un hijo de papá, Juan Moscoso, si, hijo del ministro que ha pasado a la historia por el inconmensurable logro de crear en un día los siete días de vacaciones mas para los funcionarios, vastago que se hizo con el acta de diputado por Navarra habiendo ocupado el cuarto lugar de la lista, cuando el PSN-PSOE consiguió una sola acta de diputado nacional en esas elecciones. Si esto no es opresión, es que debe ser opresión-nepótica.
En Madrid, federación regida por guerristas, Simancas, trabajando en la editorial Sistema, con Tezanos, Roberto Dorado y el propio Alfonso, se había producido la debacle de mayo-junio de 2003, por la cual ninguna de las dos partes podía actuar contra el otro, Ferraz contra Miguel Fleta, ya que ambos tenían vergüenzas que cubrir, como en la primera parte de estas entregas he expuesto, con lo cual la salida, llamativa, pero frecuente, fue aliarse y tapárselas recíprocamente.
Tu no me hechas por consentir y yo callo lo de tus chicos traidores.
Y como del roce surge el cariño…pues mira por donde, una vez que la dirección política de Madrid tiene asegurada su permanencia, se distancia de sus orígenes y paladea las mieles del respaldo del poder. ¿Cuando sucede esto? Pues precisamente a partir de mayo de 2004, cuando se forma el primer gobierno de Zapatero, y cuando se celebra el congreso federal ordinario, y en la ejecutiva federal entra alguien con tanto carisma, personalidad política, iniciativa y fundamento como Andrés Rojo, amigo personal de Simancas, hecho que en sí mismo es la prueba del nueve de la conjunción simanco-pepiñera.
Pero para entonces se ha repetido una circunstancia que conforma la idiosincrasia del Zapaterismo, su complejo de debilidad, ya que de nuevo ganan unas elecciones, estas generales, las del 2004, por una circunstancia ajena a sus propios merecimientos; antaño, en el año 2000, fueron unos asturianos, y en marzo de 2004 los ayudantes a esta victoria inesperada fueron los que todos conocemos y que nadie niega, por más que la derecha se empeñe, de forma estúpida, en que Zapatero ganó por la acción de los que, según su líder, no estaban ni en remotos desiertos ni en lejanas montañas.
Lo cierto y verdad es que de unas previsiones electorales de derrota para Zapatero, anteriores al 11 de marzo de 2004, se pasa a unos resultados que dan la minoría mayoritaria al Psoe y posibilitan la formación de gobierno con apoyos parlamentarios.
De esta situación, a nuestros efectos, los zapateristas concluyen que más y mejor que nunca hay que reforzar el poder orgánico, ya que se dispone de los medios que da el poder gubernamental, y hay que proceder, de forma ordenada o desordenada, a cambiar a toda dirección regional que no sea, no ya afín, si no adicta a la causa zapateril.
En tanto, en la formación de este primer gobierno de Zapatero, se dan pistas de lo que después habría de venir, Bono, ministro de defensa, Montilla, ministro de Industria, Sevilla, ministro de Administración Pública, y se abre el primer frente de desconcierto en la acción del “socialismo universal”, el proceso de reforma de estatutos de autonomía, comenzando por el que más simbología política tiene, el de Cataluña.
Y para qué resaltar lo que todos conocemos. Solo recordar el famoso “defenderé en el Congreso lo que el Parlament apruebe”. O era mentira o fue una estupidez o las dos cosas a la vez, una mentira estúpida.
Por medio un devenir tan anómalo como vergonzoso e impresentable, y como corolario una participación en el refrendo catalán tan baja que todos y todas las fuerzas políticas se apresuraron a echar un tupido velo de silencio ante lo que ha sido el más claro distanciamiento de los intereses políticos de los ciudadanos de los intereses políticos de los políticos, y precisamente en la comunidad más participativa, mas concienciada, más solidaria y con mas carácter político del mapa español.
Un autentico revolcón para el proceso de reformas estatutarias, pero…. les importa un bledo mientras el sistema les permita mantener las canonjías que como clase política disfrutan.
Este hecho decantó la salida de Maragall de la Presidencia de la Generalitat, el apoyo de Ferraz y Moncloa a Montilla, que era ministro de Industria y primer secretario de PSC, lo que les permitió pensar que una vez este consiguiese la presidencia de la Generalitat aunando poder institucional y orgánico habrían conseguido “disciplinar” al PSC. Se olvidaban la muy especial relación estatutaria del Psoe con su homologo catalán y su personalidad plural donde las haya.
Finalmente, y dados los resultados electorales, hubo que repetir el tripartito de izquierdas, lo cual no solo incomodó a Zapatero, pues esta conjunción podía demostrar que la coincidencia estratégica en las diversas fuerzas políticas de izquierda en este país no solo era posible, sino que a la vista de su gestión, podría devenir en deseable. Y está claro que la “tercera vía”, “el nuevo socialismo” o “el socialismo universal”, lo último que desea es que los poderes con los que han convenido su presencia en el poder y los correspondientes peajes, les achaquen veleidades no ya izquierdistas, ni tan siquiera social-demócratas. Y permítanme el paréntesis, ¿no es curioso que el caos de servicios públicos de este verano en Cataluña, también tenga como causa la escasa y sobre todo tardía inversión pública del gobierno central?. ¿Ayuda esta situación a desacreditar experiencias de gestión de gobiernos de izquierdas? La respuesta es evidente y la intencionalidad otro tanto.
Fue en ese punto, negociaciones PSC-ERC-IC, cuando se volvió a vislumbrar la sombra de la traición, ya que no creo necesario recordar las zalamerías que a Artur Mas se le dedicaron desde Madrid, a fin de impedir el tripartito y debilitar el carácter autónomo del socio catalán ya que en su debilidad necesitaría del apoyo del Psoe federal, y todo antes que consentir que se les escapase de las manos el control orgánico del PSC, cosa que creían lograda con el solo descabalgamiento de Maragall.
Pasaron de los intereses legítimos de los socialistas catalanes, de las legítimas pretensiones en numerosos sectores sociales, de toda consideración ciudadana, de las propias promesas electorales, y demostraron que lo único que les importaba es su propio interés por controlar orgánicamente todas las federaciones del Psoe. Y como de muestra basta un botón solo mencionaré el caso reciente de Navarra y el de las inversiones prometidas pero no realizadas en tiempo y forma, precisamente en Cataluña, pero como estos dos casos tienen más enjundia que la sola enunciación, dedicaré tiempo y espacio aparte para analizarlo.
El caso es que la operación les falló y hoy tenemos una situación política en Cataluña, difícil, complicada, pero también esperanzadora para la izquierda y desconcertante para el zapaterismo, que ha visto como, de nuevo, se equivocaban sus “estratagemas”.
Desde el año 2000 al 2003, año este de elecciones municipales y autonómicas, se dedicaron los “ZP boys”, a consolidar su presencia en federaciones que, sin ánimo de ofender, tanto desde el punto de vista numérico como de peso político, son de segunda división, Castilla-León, Rioja, Navarra, Cantabria, Murcia, fueron pequeños laboratorios donde se desbravaron intentando poner y quitar peleles afines.
Pero estas faenas les demostraron que el peso especifico que confiere poder en el Psoe, lo dan Cataluña, Andalucía, Madrid, Valencia, Extremadura, y más lejos en este ranking País Vasco, Castilla-La Mancha, Galicia, o Aragón.
Planteada así su contabilidad, fueron eliminando por absorción o por opresión, aquellas federaciones que como Andalucía, concitan que su presidente institucional es a la vez presidente del partido y que sumado esto a supuestas funciones “mecénicas” del Psoe andaluz respecto al federal, estas, unen y atan a la vez, y a buen entendedor pocas palabras bastan; sin embargo diré que este es el típico caso de dominio por absorción, como Castilla-La Mancha en la que, absorbido Bono en el Gobierno, el “hereu”, Barreda, no tenía más opción que confraternizar con el nuevo poder por dos razones, su Sra. estaba en la ejecutiva, y si quería apoyos y recursos para su inmediata campaña electoral pues había de consentir, en el sentido romántico del término. En Navarra, ejemplo donde los halla de control por opresión, sencillamente se laminó todo lo no adicto, hasta tal punto es verdad que en el 2004 se hizo dimitir y correr la lista de candidatos a diputados hasta que un hijo de papá, Juan Moscoso, si, hijo del ministro que ha pasado a la historia por el inconmensurable logro de crear en un día los siete días de vacaciones mas para los funcionarios, vastago que se hizo con el acta de diputado por Navarra habiendo ocupado el cuarto lugar de la lista, cuando el PSN-PSOE consiguió una sola acta de diputado nacional en esas elecciones. Si esto no es opresión, es que debe ser opresión-nepótica.
En Madrid, federación regida por guerristas, Simancas, trabajando en la editorial Sistema, con Tezanos, Roberto Dorado y el propio Alfonso, se había producido la debacle de mayo-junio de 2003, por la cual ninguna de las dos partes podía actuar contra el otro, Ferraz contra Miguel Fleta, ya que ambos tenían vergüenzas que cubrir, como en la primera parte de estas entregas he expuesto, con lo cual la salida, llamativa, pero frecuente, fue aliarse y tapárselas recíprocamente.
Tu no me hechas por consentir y yo callo lo de tus chicos traidores.
Y como del roce surge el cariño…pues mira por donde, una vez que la dirección política de Madrid tiene asegurada su permanencia, se distancia de sus orígenes y paladea las mieles del respaldo del poder. ¿Cuando sucede esto? Pues precisamente a partir de mayo de 2004, cuando se forma el primer gobierno de Zapatero, y cuando se celebra el congreso federal ordinario, y en la ejecutiva federal entra alguien con tanto carisma, personalidad política, iniciativa y fundamento como Andrés Rojo, amigo personal de Simancas, hecho que en sí mismo es la prueba del nueve de la conjunción simanco-pepiñera.
Pero para entonces se ha repetido una circunstancia que conforma la idiosincrasia del Zapaterismo, su complejo de debilidad, ya que de nuevo ganan unas elecciones, estas generales, las del 2004, por una circunstancia ajena a sus propios merecimientos; antaño, en el año 2000, fueron unos asturianos, y en marzo de 2004 los ayudantes a esta victoria inesperada fueron los que todos conocemos y que nadie niega, por más que la derecha se empeñe, de forma estúpida, en que Zapatero ganó por la acción de los que, según su líder, no estaban ni en remotos desiertos ni en lejanas montañas.
Lo cierto y verdad es que de unas previsiones electorales de derrota para Zapatero, anteriores al 11 de marzo de 2004, se pasa a unos resultados que dan la minoría mayoritaria al Psoe y posibilitan la formación de gobierno con apoyos parlamentarios.
De esta situación, a nuestros efectos, los zapateristas concluyen que más y mejor que nunca hay que reforzar el poder orgánico, ya que se dispone de los medios que da el poder gubernamental, y hay que proceder, de forma ordenada o desordenada, a cambiar a toda dirección regional que no sea, no ya afín, si no adicta a la causa zapateril.
En tanto, en la formación de este primer gobierno de Zapatero, se dan pistas de lo que después habría de venir, Bono, ministro de defensa, Montilla, ministro de Industria, Sevilla, ministro de Administración Pública, y se abre el primer frente de desconcierto en la acción del “socialismo universal”, el proceso de reforma de estatutos de autonomía, comenzando por el que más simbología política tiene, el de Cataluña.
Y para qué resaltar lo que todos conocemos. Solo recordar el famoso “defenderé en el Congreso lo que el Parlament apruebe”. O era mentira o fue una estupidez o las dos cosas a la vez, una mentira estúpida.
Por medio un devenir tan anómalo como vergonzoso e impresentable, y como corolario una participación en el refrendo catalán tan baja que todos y todas las fuerzas políticas se apresuraron a echar un tupido velo de silencio ante lo que ha sido el más claro distanciamiento de los intereses políticos de los ciudadanos de los intereses políticos de los políticos, y precisamente en la comunidad más participativa, mas concienciada, más solidaria y con mas carácter político del mapa español.
Un autentico revolcón para el proceso de reformas estatutarias, pero…. les importa un bledo mientras el sistema les permita mantener las canonjías que como clase política disfrutan.
Este hecho decantó la salida de Maragall de la Presidencia de la Generalitat, el apoyo de Ferraz y Moncloa a Montilla, que era ministro de Industria y primer secretario de PSC, lo que les permitió pensar que una vez este consiguiese la presidencia de la Generalitat aunando poder institucional y orgánico habrían conseguido “disciplinar” al PSC. Se olvidaban la muy especial relación estatutaria del Psoe con su homologo catalán y su personalidad plural donde las haya.
Finalmente, y dados los resultados electorales, hubo que repetir el tripartito de izquierdas, lo cual no solo incomodó a Zapatero, pues esta conjunción podía demostrar que la coincidencia estratégica en las diversas fuerzas políticas de izquierda en este país no solo era posible, sino que a la vista de su gestión, podría devenir en deseable. Y está claro que la “tercera vía”, “el nuevo socialismo” o “el socialismo universal”, lo último que desea es que los poderes con los que han convenido su presencia en el poder y los correspondientes peajes, les achaquen veleidades no ya izquierdistas, ni tan siquiera social-demócratas. Y permítanme el paréntesis, ¿no es curioso que el caos de servicios públicos de este verano en Cataluña, también tenga como causa la escasa y sobre todo tardía inversión pública del gobierno central?. ¿Ayuda esta situación a desacreditar experiencias de gestión de gobiernos de izquierdas? La respuesta es evidente y la intencionalidad otro tanto.
Fue en ese punto, negociaciones PSC-ERC-IC, cuando se volvió a vislumbrar la sombra de la traición, ya que no creo necesario recordar las zalamerías que a Artur Mas se le dedicaron desde Madrid, a fin de impedir el tripartito y debilitar el carácter autónomo del socio catalán ya que en su debilidad necesitaría del apoyo del Psoe federal, y todo antes que consentir que se les escapase de las manos el control orgánico del PSC, cosa que creían lograda con el solo descabalgamiento de Maragall.
Pasaron de los intereses legítimos de los socialistas catalanes, de las legítimas pretensiones en numerosos sectores sociales, de toda consideración ciudadana, de las propias promesas electorales, y demostraron que lo único que les importaba es su propio interés por controlar orgánicamente todas las federaciones del Psoe. Y como de muestra basta un botón solo mencionaré el caso reciente de Navarra y el de las inversiones prometidas pero no realizadas en tiempo y forma, precisamente en Cataluña, pero como estos dos casos tienen más enjundia que la sola enunciación, dedicaré tiempo y espacio aparte para analizarlo.
El caso es que la operación les falló y hoy tenemos una situación política en Cataluña, difícil, complicada, pero también esperanzadora para la izquierda y desconcertante para el zapaterismo, que ha visto como, de nuevo, se equivocaban sus “estratagemas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario