martes, 23 de junio de 2009

LA CRISIS Y LOS TEMORES DE ALFREDO

Habida cuenta que, como dice Leguina, es de izquierdas tanto bajar los impuestos directos a los ricos, como también subir los indirectos a todo el personal,-que digo yo que al alcohol no se los han subido porque deben hacer botellón todos los días en los jardines de Moncloa-, no hay que extrañarse de que hayan difundido por este país silogismos tanto o más contradictorios que este emanado de la neurona zapaterista.
Parece que hay unanimidad en la aceptación de que el origen y los causantes de la actual crisis financiera internacional y su repercusión en España, con sus particularidades especificas, corresponde al binomio agentes financieros mas ladrilleros especuladores, afirmación que en si misma lleva la exclusión del coste del factor trabajo como provocador de la crisis ni como actor participe en el desarrollo de los males que nos aquejan.
Siendo así, en España, y solo en España, la primera y única reacción del mal llamado empresariado ha sido cargar al factor trabajo los costes de una crisis financiera que no le corresponden. No ha sucedido lo mismo en Alemania, ni en Francia, ni en Italia. En ninguno de los países más o menos próximos la reacción del capital ha sido lo desaforada, irracional y extrema que la habida aquí.
Tras haberse generado 1,7 millones de parados más en año y medio, el sistema, con el gobierno a la cabeza solo ha procedido a tomar dos tipos de medidas semejantes en la forma y opuestas en cuanto a su destino. El gobierno ha tirado de cartera y ha dispuesto, con la denuncia de la derecha económica, de 20000 millones de euros más para afrontar el gasto en prestaciones por desempleo, el que afecta a cuatro millones de trabajadores, y del mismo modo ha encontrado 130.000 millones para ayudar a un total de unas cincuenta entidades financieras, las cuales en vez de destinar ese dinero a regenerar las líneas de crédito que a su vez provocarían actividad económica, han destinado esos dineros públicos a su propio saneamiento.
Pero lo más curioso de todo lo anterior es que las entidades peor situadas en esta crisis del crédito y del ladrillo son las cajas de ahorros, esas entidades en las que los más espabilados de los partidos políticos copan sus consejos de administración, magníficamente retribuidos, sin tener la mas mínima reparación profesional, lo cual les ha llevado a perpetrar abusos y barbaridades sin cuento en la seguridad de contar con el respaldo político económico y jurídico de las respectivas comunidades autónomas de las que dependen y a las que financian.
Y como esto, no se por cuanto tiempo, se sigue llamando España, -lo cual a estos efectos es sinónimo de chanchullo, chapuza y esperpento-, en plena imitación de las estupideces monclovitas, el representante de la CECA, la Confederación Española de Cajas de Ahorro, el Sr. Quintás, siendo perfectamente conocedor de la desastrosa situación financiera de sus representados y de la gran cantidad de bocados que aquellos han dado a las “ayudas” publicas, esas que son las que están provocando el más alto déficit publico jamás habido, este cínico Sr. se lanza a reclamar “urbi et orbe” que el gasto público en prestaciones sociales ha de disminuir, que el coste del despido ha de bajar, que la rigidez del mercado laboral, -esa que les ha permitido despedir “solo” a 3500 trabajadores al día de media-, ha de flexibilizarse aun más y que se han de bajar las cotizaciones sociales que pagan los empresarios.
Y como Zp no sabe qué hacer ha derivado la pelota al tejado de la concertación social, lugar donde por no muchos millones de euros, los sindicatos tragarán lo que les pongan, los empresarios sacaran adelante lo que económicamente hayan anticipado como irrenunciable y eso que llaman gobierno se lavará las manos diciendo que la democracia es eso, condenar a cientos de miles a la penuria y la miseria mientras otros incrementan sus patrimonios a costa de las carencias de la mayoría.
De todo lo cual se puede concluir, cayendo en el más estrepitoso esperpento, que la banca privada y las cajas de ahorro, a la hora de diagnosticar y de establecer el tratamiento que resuelva su crisis económica son zapateristas cien por cien.
Claro que me cotillean que, con la actual situación y en lo que se atisba de la inmediata venidera, las únicas neuronas lúcidas del gobierno, las de Rubalcaba, están temblando por la movida social que en otoño pudiera desencadenarse de forma autónoma y distante a los apesebrados sindicatos. De ahí que hace ya varios meses el Ministerio del Interior publicó en el BOE un concurso para la adquisición de cien mil pelotas de goma para la Guardia Civil.
Pocas me parecen si la situación social acaba explotando.

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