Con chanzas o sin ellas, a nadie se le escapa la facilidad que este sistema aporta a los actuales dueños del Psoe, ya que no solo podrían invalidar votos correspondientes a códigos de titulares desafectos, si no también introducir en sus discos duros, que no cerebros, votos adictos de aquellos que vía programa informático supiesen que no han votado. En resumen, que fuere como fuese, la manipulación, la desinformación y el pucherazo se van a institucionalizar en el Psoe.
Y cabe preguntarse ¿para qué tanta molestia?. Pues por un motivo que merece el esfuerzo. El mantenimiento indefinido del poder político, económico y social que estando o no al frente de las instituciones se lograría aplicando tal droga, tanto si las bases disienten como si no lo hacen.
Una vez solidificado el “centralismo democrático”, solo les quedaría dar forma conceptual a lo que hoy ya practican de forma vergonzante y por ello oculta tras soflamas populistas.
Su objetivo ideológico, que lo tienen, que saben que lo necesitan para hacerse respetar por los que les pudieran retirar su apoyo, los poderosos de siempre, ese objetivo no es otro que ser la derecha civilizada que en España aun no hay de forma visible.
Estos chicos, no sé si por ellos mismos, lo dudo, o por influencias externas, han llegado a la conclusión que en un país como este, aparentemente rico e instalado en la molicie del confort, los planteamientos de izquierda solidaria e igualitaria no tienen tanto futuro como el fomento del individualismo y del enriquecimiento personal. Pero también saben que hay importantes y crecientes núcleos sociales que no solo no disfrutan de la riqueza y del confort que esta sociedad genera, sino que están encastrados en una situación de deterioro económico, laboral y asistencial, por lo que todavía hoy necesitan de cortinas de humo que al socaire de términos como igualdad, derechos ciudadanos, o laicidad, esconden prácticas políticas que no solo han olvidado, sino que rechazan de plano el más mínimo paso que condujese a la aplicación del más elemental fundamento socialista, el afán de transformación y de igualdad social.
En resumen, estos chicos han abrazado en su fuero interno el más trasnochado de los liberalismos reganianos o thacheristas pero como las siglas que les protegen les imponen una tradición ideológica que no comparten, se han de disfrazar, momentáneamente, de sensibles socialdemócratas, gestores, al unísono, del gran capital y de muchos derechos individuales que dicen regalarnos, pero que casualmente son prácticamente imposibles de ejercer y ninguno de ellos es de carácter económico o colectivos o de clase. Confían en que el paso del tiempo y los sostenidos desvaríos del PP hagan deglutible social y partidariamente este aparente mal menor que, según ellos, es la degeneración de la socialdemocracia, degeneración cuyo más alto estandarte es la oficialización de la mezcolanza constante que se da entre su acción política general y los negocios privados apoyados en el dinero público.
Una vez cimentados ambos contrafuertes del partido resultante, el organizativo y el conceptual, por este orden, alcanzarían, por añadidura, una nueva y comodísima situación, no tener que rendir cuentas más que a los engordados componentes de su consejo de administración, -virreyes territoriales con los mismos intereses que los de la sede central-, y una vez superados los periodos electorales, internos y externos, que ya se han hecho prácticamente coincidir en el tiempo, el partido se hibernaría, permaneciendo activos a efectos reales, solo aquellos, con nombres y apellidos, que desde el poder político reparten juego y prebendas, asegurando así la “pax romana” que el imperio zapateril impone a los propios.
Más tarde, que nadie se extrañe, vendrá la nueva “ley de planta del Psoe” y la correspondiente “desamortización” de los locales de las agrupaciones.
Ante todo esto, malo es que los sabios, que los hay, no aplaudan, pero lo peor es que los necios, que son muchos más, si lo harán.
Y cabe preguntarse ¿para qué tanta molestia?. Pues por un motivo que merece el esfuerzo. El mantenimiento indefinido del poder político, económico y social que estando o no al frente de las instituciones se lograría aplicando tal droga, tanto si las bases disienten como si no lo hacen.
Una vez solidificado el “centralismo democrático”, solo les quedaría dar forma conceptual a lo que hoy ya practican de forma vergonzante y por ello oculta tras soflamas populistas.
Su objetivo ideológico, que lo tienen, que saben que lo necesitan para hacerse respetar por los que les pudieran retirar su apoyo, los poderosos de siempre, ese objetivo no es otro que ser la derecha civilizada que en España aun no hay de forma visible.
Estos chicos, no sé si por ellos mismos, lo dudo, o por influencias externas, han llegado a la conclusión que en un país como este, aparentemente rico e instalado en la molicie del confort, los planteamientos de izquierda solidaria e igualitaria no tienen tanto futuro como el fomento del individualismo y del enriquecimiento personal. Pero también saben que hay importantes y crecientes núcleos sociales que no solo no disfrutan de la riqueza y del confort que esta sociedad genera, sino que están encastrados en una situación de deterioro económico, laboral y asistencial, por lo que todavía hoy necesitan de cortinas de humo que al socaire de términos como igualdad, derechos ciudadanos, o laicidad, esconden prácticas políticas que no solo han olvidado, sino que rechazan de plano el más mínimo paso que condujese a la aplicación del más elemental fundamento socialista, el afán de transformación y de igualdad social.
En resumen, estos chicos han abrazado en su fuero interno el más trasnochado de los liberalismos reganianos o thacheristas pero como las siglas que les protegen les imponen una tradición ideológica que no comparten, se han de disfrazar, momentáneamente, de sensibles socialdemócratas, gestores, al unísono, del gran capital y de muchos derechos individuales que dicen regalarnos, pero que casualmente son prácticamente imposibles de ejercer y ninguno de ellos es de carácter económico o colectivos o de clase. Confían en que el paso del tiempo y los sostenidos desvaríos del PP hagan deglutible social y partidariamente este aparente mal menor que, según ellos, es la degeneración de la socialdemocracia, degeneración cuyo más alto estandarte es la oficialización de la mezcolanza constante que se da entre su acción política general y los negocios privados apoyados en el dinero público.
Una vez cimentados ambos contrafuertes del partido resultante, el organizativo y el conceptual, por este orden, alcanzarían, por añadidura, una nueva y comodísima situación, no tener que rendir cuentas más que a los engordados componentes de su consejo de administración, -virreyes territoriales con los mismos intereses que los de la sede central-, y una vez superados los periodos electorales, internos y externos, que ya se han hecho prácticamente coincidir en el tiempo, el partido se hibernaría, permaneciendo activos a efectos reales, solo aquellos, con nombres y apellidos, que desde el poder político reparten juego y prebendas, asegurando así la “pax romana” que el imperio zapateril impone a los propios.
Más tarde, que nadie se extrañe, vendrá la nueva “ley de planta del Psoe” y la correspondiente “desamortización” de los locales de las agrupaciones.
Ante todo esto, malo es que los sabios, que los hay, no aplaudan, pero lo peor es que los necios, que son muchos más, si lo harán.
3 comentarios:
Es posible que tengas razón, pero no se puede sorber y soplar al mismo tiempo... Claro que chupar y tragar si. Lo confieso, tengo pesadillas por las noches, me vas a matar a disgustos
No solo no quiero matarte a disgustos, sino que lo que mas me gustaría sería equivocarme y que estos chicos caidos de su burra, la pasta, volviesen al redil socialdemocrata. Pero me temo que eso son sueños y los sueños, sueños son.
"Maldito parné, que por tu culpita dejé yo al partido que fué mi querer. Castigo de Dioz, castigo de Dioz. Es la crucecita que llevas a cuestas Candido Fernandez de la O". Vaya por delante mi solidaridad hacia tu causa. Tiene pinta de ir a peor y además que el ciclo se repita.
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