Tiene esta cadena de productos de gran consumo un eslogan de lo más impactante y que asociado a una política de precios muy agresiva la han hecho triunfar en el mercado español. Ese eslogan es el conocido “¡yo no soy tonto!”
Pues al hilo de este anuncio, he recordado algo que en otra ocasión creo haber comentado ya. Es una anécdota que el día 28 de octubre de 1982 me sucedió junto a Alfredo Pérez Rubalcaba en un bar, a eso de las diez u once de la noche.
Era el día de la primera y arrasadora victoria del Psoe, y tras haber finalizado la jornada de votación, estábamos ambos junto a otros interventores y apoderados reponiendo líquidos en un bar próximo al colegio electoral en que se estaba acabando el recuento. Mientras, nos llegaban datos sobre el escrutinio tan negativos para nuestros intereses como distorsionados. El ambiente era de pesadumbre, ante lo cual, mas por optimismo que por conocimiento exacto de la situación, me atreví a afirmar, en una pausa de la charla, que no era posible que la ciudadanía se equivocase tanto, que no podía ser, que la gente es mucho más inteligente de lo que habitualmente los políticos creen. Y como todos sabemos, sucedió lo que sucedió, 202 diputados. Desde entonces, cuando nos vemos, Alfredo siempre me lo recuerda.
Pues eso, que si la gente no es tonta, y como yo sigo creyendo, piensan por ellos mismos, a día de hoy han de tener muy claro que todos tratan de crear una nube de ocultación de la realidad política que a todos nos afecta.
Esa nube no es otra que la total coincidencia estratégica de derecha e izquierda zapaterista en las formas de afrontar la “brusca desaceleración económica”. Unos y otros verbalizan querer adoptar medidas para hacer más llevadera a la gente la situación económica personal y familiar, unos dicen prometer el mantenimiento del gasto público en el sistema de protección social, no dejar a nadie solo ante las dificultades, otros dicen que esas medidas no son las adecuadas para que los más débiles puedan soportar la crisis, y ambos, en contra de lo que verbalizan, se gastan todos los ahorros del estado en ayudar a los que han generado la crisis, y no satisfechos con ello se unen a la fiebre alcista de los precios y regalan más que oportunamente otra millonada a quienes tienen asegurada la venta de sus kilovatios en un mercado cautivo.
Mientras, todos, gobierno, oposición, banco de España, patronal, banqueros, y hasta los empesebrados sindicatos, piden contención de salarios, flexibilidad de los mercados, -se refieren al de trabajo, el resto, si siguen cautivos de la oferta, mejor para ellos-, y austeridad en el gasto publico. Y de nuevo ante estas demandas se produce la plena y total coincidencia entre los predicadores de la derecha y los defensores de las almenas gubernamentales y ferrazianas. Todos dicen que es necesario tomar medidas económicas aunque no sean muy populares.
Y como nadie es tonto, todos sabemos que quieren decir. Las crisis están para exprimir más a los de abajo, y son estos los que han de sacrificarse y pagarla, puesto que de experiencias anteriores saben, que si la guerra, es la política por otros medios, las crisis son la abundancia para quienes saben exprimir las mismas fuentes de siempre.
Por si alguien tuviera aun alguna duda que se pregunte sobre las pérdidas que han tenido, eléctricas, bancos, operadoras de telefonía y grandes ladrilleros en los seis primeros meses de este desacelerado año 2008. Nadie, ni una sola de esas empresas han perdido ni un euro. Su malestar está justificado porque las pobres solo han ganado un 10 a 15 % más que el año pasado en el mismo periodo.
En tanto los asalariados han visto actualizados sus salarios por término medio en un 3,5 %, cuando la inflación ya va por el 5,1.
Es verdad que habremos de consolarnos, sin negárselo a los zapateristas inasequibles al desaliento, que don Zp nos ha regalado, para que podamos resolver todos nuestros problemas economicos, el Ministerio de la Igualdad. ¡Aleluya!.
Pues al hilo de este anuncio, he recordado algo que en otra ocasión creo haber comentado ya. Es una anécdota que el día 28 de octubre de 1982 me sucedió junto a Alfredo Pérez Rubalcaba en un bar, a eso de las diez u once de la noche.
Era el día de la primera y arrasadora victoria del Psoe, y tras haber finalizado la jornada de votación, estábamos ambos junto a otros interventores y apoderados reponiendo líquidos en un bar próximo al colegio electoral en que se estaba acabando el recuento. Mientras, nos llegaban datos sobre el escrutinio tan negativos para nuestros intereses como distorsionados. El ambiente era de pesadumbre, ante lo cual, mas por optimismo que por conocimiento exacto de la situación, me atreví a afirmar, en una pausa de la charla, que no era posible que la ciudadanía se equivocase tanto, que no podía ser, que la gente es mucho más inteligente de lo que habitualmente los políticos creen. Y como todos sabemos, sucedió lo que sucedió, 202 diputados. Desde entonces, cuando nos vemos, Alfredo siempre me lo recuerda.
Pues eso, que si la gente no es tonta, y como yo sigo creyendo, piensan por ellos mismos, a día de hoy han de tener muy claro que todos tratan de crear una nube de ocultación de la realidad política que a todos nos afecta.
Esa nube no es otra que la total coincidencia estratégica de derecha e izquierda zapaterista en las formas de afrontar la “brusca desaceleración económica”. Unos y otros verbalizan querer adoptar medidas para hacer más llevadera a la gente la situación económica personal y familiar, unos dicen prometer el mantenimiento del gasto público en el sistema de protección social, no dejar a nadie solo ante las dificultades, otros dicen que esas medidas no son las adecuadas para que los más débiles puedan soportar la crisis, y ambos, en contra de lo que verbalizan, se gastan todos los ahorros del estado en ayudar a los que han generado la crisis, y no satisfechos con ello se unen a la fiebre alcista de los precios y regalan más que oportunamente otra millonada a quienes tienen asegurada la venta de sus kilovatios en un mercado cautivo.
Mientras, todos, gobierno, oposición, banco de España, patronal, banqueros, y hasta los empesebrados sindicatos, piden contención de salarios, flexibilidad de los mercados, -se refieren al de trabajo, el resto, si siguen cautivos de la oferta, mejor para ellos-, y austeridad en el gasto publico. Y de nuevo ante estas demandas se produce la plena y total coincidencia entre los predicadores de la derecha y los defensores de las almenas gubernamentales y ferrazianas. Todos dicen que es necesario tomar medidas económicas aunque no sean muy populares.
Y como nadie es tonto, todos sabemos que quieren decir. Las crisis están para exprimir más a los de abajo, y son estos los que han de sacrificarse y pagarla, puesto que de experiencias anteriores saben, que si la guerra, es la política por otros medios, las crisis son la abundancia para quienes saben exprimir las mismas fuentes de siempre.
Por si alguien tuviera aun alguna duda que se pregunte sobre las pérdidas que han tenido, eléctricas, bancos, operadoras de telefonía y grandes ladrilleros en los seis primeros meses de este desacelerado año 2008. Nadie, ni una sola de esas empresas han perdido ni un euro. Su malestar está justificado porque las pobres solo han ganado un 10 a 15 % más que el año pasado en el mismo periodo.
En tanto los asalariados han visto actualizados sus salarios por término medio en un 3,5 %, cuando la inflación ya va por el 5,1.
Es verdad que habremos de consolarnos, sin negárselo a los zapateristas inasequibles al desaliento, que don Zp nos ha regalado, para que podamos resolver todos nuestros problemas economicos, el Ministerio de la Igualdad. ¡Aleluya!.
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