La Real Academia de la Lengua define el sarcasmo como “Burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo”.
Lean lo que sigue y díganse si es o no de aplicación tal calificativo.
Ponencia: Socialismo y ciudadanía, páginas 3 y 4.
“La lucha por la igualdad es un pilar esencial del proyecto político socialista. Una igualdad que los socialistas no entendemos como uniformidad que aplasta la individualidad y niega la diversidad, sino como justicia social que impide que sobre esa diversidad se construya la exclusión, la explotación, el sometimiento o la dominación. Los desequilibrios de riqueza y de poder que se producen entre las personas, las generaciones y, en general, entre los diversos sectores que componen una sociedad, la desigualdad de oportunidades, cuando traspasan determinados umbrales, pueden convertirse en mecanismos de explotación y dominación. La precariedad económica, laboral y cultural, la falta de una vivienda, la fragilidad que genera una enfermedad, o una situación de desempleo o de discapacidad, pone en riesgo la libertad de las personas, y con ella su dignidad, su bienestar y su futuro.
Fortalecer a las personas, proveerlas de medios materiales, de bienes y servicios públicos, de habilidades sociales, de recursos de formación e información que amplíen su capacidad crítica, es la mejor forma de garantizar su libertad. Pero esa libertad sólo está garantizada cuando tales recursos son un derecho, y no cuando el acceso y disfrute de los mismos son el producto de la arbitraria voluntad de un poder público o privado”.
Continuará.
Lean lo que sigue y díganse si es o no de aplicación tal calificativo.
Ponencia: Socialismo y ciudadanía, páginas 3 y 4.
“La lucha por la igualdad es un pilar esencial del proyecto político socialista. Una igualdad que los socialistas no entendemos como uniformidad que aplasta la individualidad y niega la diversidad, sino como justicia social que impide que sobre esa diversidad se construya la exclusión, la explotación, el sometimiento o la dominación. Los desequilibrios de riqueza y de poder que se producen entre las personas, las generaciones y, en general, entre los diversos sectores que componen una sociedad, la desigualdad de oportunidades, cuando traspasan determinados umbrales, pueden convertirse en mecanismos de explotación y dominación. La precariedad económica, laboral y cultural, la falta de una vivienda, la fragilidad que genera una enfermedad, o una situación de desempleo o de discapacidad, pone en riesgo la libertad de las personas, y con ella su dignidad, su bienestar y su futuro.
Fortalecer a las personas, proveerlas de medios materiales, de bienes y servicios públicos, de habilidades sociales, de recursos de formación e información que amplíen su capacidad crítica, es la mejor forma de garantizar su libertad. Pero esa libertad sólo está garantizada cuando tales recursos son un derecho, y no cuando el acceso y disfrute de los mismos son el producto de la arbitraria voluntad de un poder público o privado”.
Continuará.
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