En todas las épocas, allá donde reyezuelo o tirano hayan sido y con ellos cortes de aduladores que del cuento hayan vivido, siempre se ha rendido puntual y desmedida pleitesía a quien no pudiendo demostrar entrega, sacrificio, generosidad y desprendimiento por los demás, ha necesitado, y sus vasallos le han rendido, interesada, por remunerada, sumisión y loas.
Millones de personas cumplen diariamente aniversarios en trabajo bien hecho y entrega de esfuerzo, tanto por su legítima subsistencia como por el placer de sentirse útiles a los demás. Y nunca estos trabajadores han demandado, por ser innecesario para su ego, para su propia estima, y para el reconocimiento de los que los rodean y saben de su dedicación, nunca han necesitado, ni demandado publico reconocimiento y colectivo aplauso.
Solo los zánganos emperejilados por la política, por el poder del dinero y por la adulación de los que los envidian, montan espectáculos para su propia gloria. Desde el romano pan y circo que acallaba hambrientas bocas, a demostraciones “sindicales” que acallaban almas hambrientas de libertad, todos pretendían lo mismo, permanecer en el poder y justificarse.
No otra cosa persiguen los mítines nominalistas que tras cuatro años y cien días de vacio socialista y fracaso social se preparan.
Millones de personas cumplen diariamente aniversarios en trabajo bien hecho y entrega de esfuerzo, tanto por su legítima subsistencia como por el placer de sentirse útiles a los demás. Y nunca estos trabajadores han demandado, por ser innecesario para su ego, para su propia estima, y para el reconocimiento de los que los rodean y saben de su dedicación, nunca han necesitado, ni demandado publico reconocimiento y colectivo aplauso.
Solo los zánganos emperejilados por la política, por el poder del dinero y por la adulación de los que los envidian, montan espectáculos para su propia gloria. Desde el romano pan y circo que acallaba hambrientas bocas, a demostraciones “sindicales” que acallaban almas hambrientas de libertad, todos pretendían lo mismo, permanecer en el poder y justificarse.
No otra cosa persiguen los mítines nominalistas que tras cuatro años y cien días de vacio socialista y fracaso social se preparan.
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