lunes, 9 de marzo de 2009

CINCO LARGOS AÑOS PERDIDOS (I)

Decía, Carlos Gardel en su famoso “Volver” que “….. es un soplo la vida, que veinte años no es nada….” etc. etc. Y si llevase razón, que la lleva, cinco años habrían de ser la cuarta parte de nada si hacemos caso al tango, pero la realidad nos está demostrando que la cuarta parte de nada, con Zp es demasiado en unas cosas y la nada absoluta en otras.
Un año se cumple hoy de las últimas elecciones generales y cinco desde aquellas en las que, en 2004, la mentira y la soberbia provocaron que el PP las perdiera. Cinco años, que en la vida de cualquiera, un quinquenio, es tiempo de más que sobrado para aclarar de una vez si algo supuestamente distinto, realmente lo es o por el contrario, en el caso de los gobiernos de Zp, es mas derecha, mas gobiernos de otra, no tan distinta, derecha.
Desde el año 2000, cuando Zp consiguió la secretaria general del Psoe, muchos habíamos mantenido una posición más o menos expectante, ya que el “nuevo dios”, hasta entonces, solo había destacado como feroz e inflexible cancerbero del PSOE leonés, ya que como eterno diputado nacional, su labor se aproximaba a cero. Tan solo, cuando ya instalado en Ferraz, dieron comienzo a las maniobras desestabilizadoras de la FSM, las intervenciones sectarias contra Simancas, los desembarcos “trinitarios” y de otros mercenarios “pepiñeros” en distintas agrupaciones madrileñas, entonces y solo entonces comenzó el distanciamiento de algunos pocos, entre los que me incluyo, respecto de aquellos otros que, poco después, acabaron demostrando que solo eran usurpadores derechistas, liberales casi neocon, del socialismo democrático español.
Hoy, cuando de forma transparente se aprecia la componente derechista de quienes gobiernan el país y el partido, cuando los mas neutrales, los menos sectarios componentes del electorado del PSOE ya han percibido la autentica genética derechista que les identifica y en lógico movimiento se han comenzado a distanciar de quienes así actúan, cuando todo parece apuntar a un declive tan rápido como contundente de ZP y lo que él representa, aquellos que mantenemos compromisos con los valores históricos de la izquierda tenemos la obligación de anticipar posiciones, de delinear horizontes que permitan, dentro y fuera del PSOE, obtener un mínimo basamento sobre el que reconstruir, recuperar la abandonada identidad socialdemócrata, aquella que se compromete a transformar la sociedad en todos los aspectos que inducen injusticia y desequilibrio, entre los cuales la actual concepción de la economía, la depredación del sistema capitalista, las formulas de sometimiento laborales y la conservación y mejora del medio ambiente han de ser preferenciales en tal acción correctora.
Y no cabe otra posibilidad de construcción de esa identidad socialista que el reconocimiento analítico de la realidad que Zp nos ha impuesto en estos cinco perdidos y desnaturalizados años de corrupción ideológica, de corrupción política y económica enmascarada por una persistente propaganda goebbeliana.
Para ello no es necesario recurrir a un tan extenso como innecesario repaso de lo acaecido y ya que todos tenemos nuestro propio acerbo, solo sería necesario repasar no mas de cinco o seis factores que globalmente definiesen su quehacer o quizás su deshacer y “sensu contrario”, afianzar principios y objetivos que al tiempo venidero pudieran aportar sensatez política y necesidad de equilibrio social.
Socialmente, la desagregación y la marginación social han aumentado y todos los informes así lo aseguran y demuestran. Desde Caritas a La Caixa, pasando por la propia Unión Europea, la UNESCO y hasta los más dóciles sindicatos españoles adveran el incremento de la pobreza, de la marginación, el descenso en la calidad de los servicios que presta el cada vez peor llamado estado del bienestar, del aumento disparatado del paro y la disminución de la cobertura de las prestaciones. En el tiempo de Zp se puede concluir que los más débiles, los que más necesitan de la protección del estado, de la solidaridad social efectuada por el conjunto de la sociedad a través de los mecanismos que habilita el Estado, han visto como disminuía lo que venían recibiendo de ayuda y respaldo social, y precisamente en una época en la que se podría haber actuado al contrario, ya que la situación económica lo permitía. Socialmente Zp y sus gobiernos, y con ellos su partido, han actuado siguiendo las normas y respetando los limites que el poder económico tradicional, al que se supeditaron, les ha venido marcando.
En educación baste recordar la impresentable situación en que colocan a los gobiernos neosocialistas los sucesivos informes PISA y las reacciones estudiantiles a los firmes intentos de privatización total del sistema público universitario que en el informe Bolonia se contemplan.
En sanidad los ciudadanos están “disfrutando” de los diecisiete sistemas sanitarios en que el, antaño envidiable, sistema sanitario español, envidiable cuando era uno, se ha transformado, contabilizándose por cientos los muertos por la ineficacia y dilaciones en la atención sanitaria autonómica, habiéndose demostrado que la cacareada eficiencia y eficacia que la multipartición del sistema y los “nuevos” sistemas de gestión traerían consigo solo eran nubes de humo que ocultaban ansias de negocio tan grandes cuan grande ha sido el descenso en la calidad sanitaria ofrecida y desmesurados los incrementos que los costes han sufrido.
Las pensiones públicas han venido sufriendo el mayor ataque que en su historia han afrontado. Desde la mas falsa retórica por la que se creó el llamado Pacto de Toledo, se han venido sucediendo recortes y limitaciones que bajo la excusa de salvaguardar el futuro del sistema de protección social han conseguido establecer una línea de “evasión” económica de los superávits del propio sistema, “evasión” dirigida a retribuir a los cómplices del ataque, gobierno, patronal y sindicatos los cuales previa “mordida” legal, unos aceptaban ampliar el plazo temporal para el calculo de las pensiones, lo cual de forma encubierta ha supuesto una real, contante y numérica bajada de las pensiones y otros, el gobierno, obtenía el “nihil obstat” para poder disponer de forma incondicional de mas de un tercio de los superavits habidos en las cuentas de la Seguridad Social, habiendose gastado tales fondos en fines que nada tenian que ver con la orientacion social y protectora del sistema.
(Continuará)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira las cosas que hacen y dicen los socialistas de Ibiza http://futbolpitiuso.blogspot.com/2009/03/avellaneda-discrimina-sin-pudor.html
En estos asuntos estamos, un saludo
Ban