lunes, 2 de marzo de 2009

GALICIA, EL INICIO DEL OCASO.

Tras haber conseguido el record, inédito en la democracia española, de permanecer una sola legislatura al frente de una institución del Estado, -la Xunta gallega-, de haber perdido más de 67000 votos respecto a las elecciones anteriores, aun habiéndose incrementado la participación en más de seis puntos, todos los zapateristas parecen huir de tan rotundo fracaso y corren a refugiarse en otro, este relativo, el que en Euskadi el PSE ha obtenido.
Como es indiscutible la derrota, sin paliativos, cruenta, y hasta ridícula para Pepiño en su tierra, pretenden, los medios amigos por unas razones y los enemigos por otras, saltar al “San Mames político” queriendo olvidar y esforzándose en que olvidemos, que en “Riazor” la goleada ha sido descomunal, dejando así para los mas oscuros desvanes políticos las razones del vapuleo que los zapateristas se han llevado en Galicia.
El vapuleo político y el consiguiente desalojo gallego se han debido a razones que, aunque traten de ocultarlas, son evidentes hasta para los que de Villacastín hacia el norte no hemos pasado últimamente. La razón principal es que la cacareada, hace cuatro años, política de cambio, de pasada por la izquierda en Galicia, no solo no se ha efectuado, sino que los métodos, formas y hasta los objetivos han sido tan caciquiles y de derechas como aquellos a los que los Touriños y Quintanas decían que desterrarían de raíz. Es decir, mintieron hace cuatro años y durante ellos se han enquistado en la mentira, por lo que el día a día ha acabado poniendo de manifiesto a los ojos de muchos crédulos gallegos de izquierda, que esta es la principal característica del zapaterismo. Si a eso se suma el seguidismo que en cuestiones económico-sociales han practicado en la mas completa identidad zapateril y el deslumbramiento paleto que los oropeles del poder ejercieron hasta el ultimo minuto en los mas “radicales e izquierdistas gallegueiros”, tenemos una evidente, y a tenor de los resultados, incontestable razón que ha llevado a mas de 67000 votantes del PSOE en 2005 a quedarse en casa descreídos, y con razón, de estos “meigos mentireiros”.
De este apunte general de lo ocurrido en Galicia hay que destacar algo que me alegra profundamente, ya que lo que sigue ha de ser imputado al debe de un solo culpable, el don Pepiño, el cual, en su Lugo natal “solo” ha perdido 6144 votos, lo cual representa el 8,2 % de lo que en 2005 consiguieron; del mismo modo hay que imputarle el resultado habido en Pontevedra, bajón que se cifra en 8958 votos, un 5,3 % menos, resultado en el que algo habrá tenido que ver el escándalo causado por las muchas anomalías que rodean la construcción de la llamada “villa PSOE”, en Illa d´Arousa, promoción ladrillera, al parecer ilegal, en la que el “ghota” neosocialista gallego acabará aposentando sus ilustres y enriquecidos traseros y donde brilla con luz propia la joya de la corona pepiñera, el ostentoso ático que a menos de 20 metros de la playa y tras la tala de mas de doscientos pinos disfrutará su nuevo propietario, el vicesecretario general de la cosa zapateril.
Por todo lo anterior, caben ante tales hechos varias posiciones. La vaticanista ferraziana, que huye del reconocimiento de la realidad, culpa al empedrado y como hace el miserable de Palas del Rey, menos de 24 horas después del desastre ya exige dimisiones, en vez de ser él quien en primer lugar diese ejemplo desapareciendo del mapa politico, o bien, la de decencia ciudadana, por la cual reaccionando ante tales hechos, ante los mensajes que los gallegos han emitido, y que podrían, deberían enseñarnos y abrirnos los ojos a nivel nacional, actuar en consecuencia y recuperar identidad política y formas de comportamiento socialistas.
Hoy muchos dedicarán su tiempo a colegir si el incremento de la participación beneficia a tal o cual competidor. Harán sesudos cálculos para determinar que si el incremento de la participación llega hasta tal cifra con no sé cuantos decimales beneficia a uno u otro competidor, o si a partir de esa exacta cifra la participación electoral perjudica a tal o cual otro, pero estos perdedores de tiempo u olvidarán o pasarán intencionadamente por alto que lo que perjudica a la izquierda es mentir y actuar como la derecha.
En la situación política nacional que padecemos y con la crisis enfocada como la tienen, cualquier novedad política que debilite a los zapateristas ha de ser una luz de esperanza para que se inicie el camino de recuperación del partido de la izquierda socialdemócrata española, por más que con sus hechos, temporal y circunstancialmente el poder institucional pase a manos de una derecha a la que cabe exigir, y ahora más, racionalidad y sentido de estado.
Lo que no es de recibo es que atendiendo al sectarismo de partido, sectarismo interesado de los que de la política viven, se dilate de forma indefinida la lejana pero irrenunciable aspiración de que el electorado de izquierda español disponga de un instrumento de cambio, de progreso y de transformación social que nunca debió perder a manos de los actuales usurpadores.
Hoy en esta nueva realidad no cabe cerrar filas ante el crecimiento del adversario. Quienes así actúen estarán de nuevo engañando no tanto a sus desalmados e interesados conservadores de los honores y bienes que con los zapateristas han venido acaparando, cuanto a los que siguen creyendo que zapaterismo es igual a socialismo y que el enemigo está afuera.
Ayer, de forma muy metafórica apostaba, arriesgando opinión pero a la postre acertando, porque hoy el sol saliese diferente. Creo que así ha sido y que el ocaso de Zp ya ha empezado para bien del socialismo democrático español.
Pudiera haberse empezado por Galicia. Dicen que se avecina de forma inexorable en Andalucía. Que en Castilla-La Mancha ha prendido la llama del hartazgo.
Momentáneamente hay que lamentarlo por los gallegos, pero de cara al futuro, cabe alegrarse por todos los que sean socialistas, ni neo, ni menos aun, zapateristas.

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