Se ha venido hablando hace ya mucho tiempo de las balanzas fiscales que determinadas comunidades autónomas, quejosas del trato recibido desde la administración central, pretenden enarbolar como seña de discriminación negativa respecto a otras.
Dicen que esas balanzas fiscales son la composición por un lado del sumatorio de los ingresos fiscales, impuestos directos e indirectos y especiales, tasas y exacciones fiscales no transferidos que la Administración central obtiene en un ejercicio determinado en el territorio de la comunidad en cuestión y de otro lado los ingresos fiscales propios y transferidos mas las aportaciones que bajo cualquier formula, inversión, dotación presupuestaria etc. etc. la administración central efectue ese mismo ejercicio en ese mismo territorio.
Soy de los que mantienen que esto no es mas que un engañabobos que los nacionalismos quieren vendernos como mecanismo de equilibrio y justicia. No hay tal. Si todas las comunidades tuviesen balanzas fiscales equilibradas se darían dos situaciones inaceptables desde cualquier óptica política. Una, todas las comunidades mantendrían indefinidamente su estatus fiscal y económico, las que fuesen ricas lo seguirían siendo y al igual las pobres, sin posibilidad de cambios en el escalafón de la riqueza y dos, habría que olvidarse de aquello de la solidaridad interegional; adiós para siempre al legitimo derecho a la igualdad entre personas y pueblos.
Por contra, y dado que también se trata de dinero publico, soy radical partidario de que se den a conocer, se difundan y, en el ámbito social, mediatico y político, se debata sobre los destinos que se dan a los dineros publicos, especialmente aquellos que practicamente se regalan a terceros bajo formulas que no son mas que humo administrativo que oculta la compra de voluntades no solo individuales, sino también institucionales.
Porque instituciones son las organizaciones empresariales y los sindicatos.
Si bien las primeras, por distancia, dejo de lado, las organizaciones sindicales si que me ocupan.
Son los sindicatos entes que la Constitución reconoce y protege, pero en ningún sitio de su articulado se contempla que los sindicatos sean instituciones cuya existencia se justifique por abandonar su razón de ser, la defensa de los intereses de los trabajadores.
He dicho, y mantengo, que hoy día los sindicatos, a semejanza de los partidos políticos están abandonando su mas profunda razón de ser, y la de aquellos es la defensa de los intereses de los trabajadores. Obsérvese que no digo que estén abandonando la defensa de los trabajadores, ya que mantienen gabinetes jurídicos que en caso de despidos aportan letrados para la defensa de sus afiliados, digo que están abandonando los intereses de los trabajadores porque, primero, la practica totalidad de los sindicalistas, los que viven de ello, no los afiliados, no están en contacto con el día a día de los trabajadores, por lo que difícil es que conozcan sus inquietudes y problemas; segundo, en aquellos casos en los que pudieran conocer esos intereses, el papel sindical ha devenido en negociador con la patronal, y ya se sabe que en toda negociación hay que ceder para avanzar, la cuestión es si se emparejan esas cesiones en los intereses de los trabajadores con equivalentes avances en los intereses sindicales o de los "sindicalistas"; y tercero y último, dado que los sindicatos en forma alguna sobreviven de las cuotas de sus afiliados sino que ademas tienen como ingresos propios los de actividades tan variopintas como, seguros, agencias de viajes, cooperativas de viviendas y tantos otros negocios "enraizados" en la tradición obrerista que les caracteriza, no sería malo conocer cuanto dinero público, el grueso de sus ingresos, acaba en las manos de los sindicatos, cuales son las razones, si se quiere solo presupuestarias que soportan estas "transferencias", "donaciones", "compras", "contratos", "cursos de formación" o cualesquiera otras formulas de meter dinero público en bolsillos tan privados como lo son los de los que componen las cúpulas directivas de esos sindicatos.
Sé que lo que pretendo es otra utopía mas. Si teniendo en cuenta que los dineros que se regalan a la iglesia católica están respaldados, guste o no, por un acuerdo legal internacional, y aun así Zp se niega a decirnos cuanto es lo que se les regala, los dineros que todas, y digo todas las administraciones, ponen en manos de los sindicatos, me temo que nunca se conocerán. Ahí tenemos hoy mismo el fiasco "negociador" de los sindicatos en la huelga de los funcionarios del Ministerio de Justicia; se han vendido barato y los trabajadores les han hecho un corte de mangas.
Si por añadidura, la patronal nos informase sobre los "costes sindicales indirectos" que soportan en sus relaciones con estas otras instituciones, nos llevaríamos las manos a la cartera con la que pagamos nuestros impuestos para con ella taparnos la apertura de boca que el asombro por tales cifras nos provocaría. Pero bueno, este último es dinero privado, y que hagan con el lo que les dé la gana. Lo malo es que también es dinero para engrasar mas "quid pro quo".
Y dicen que Marbella esta en Málaga. España entera es la que esta en Marbella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario