Tanto la biblia, de ahí el título, como el saber popular contienen tantas verdades contrastadas con el paso del tiempo, que si el cotidiano quehacer nos permitiese aplicar lo que sabemos todos y cada uno de nosotros sobre la condición humana y las piedras en las que una y otra vez tropieza, tropezamos todos, muchos de estos errores se evitarían.
Uno de ellos es el aceptar sin prueba de algodón alguna los estereotipos, las imágenes artificialmente creadas por los medios de comunicación, por asesores o por agencias de imagen cuya única finalidad es mentir, engañarnos.
Bajo apariencia de rectitud, de bondad, de firmeza, honradez, de desprendimiento en todos aquellos casos de personas que se pretenden capaces de dirigirnos, orientarnos, ayudarnos, salvarnos, siempre, salvo escasísimas excepciones históricas que confirman la regla, quienes así se presentan no son más que unos maquinadores egoístas, egocéntricos, desalmados, rufianes, y ambiciosos dictadorzuelos que abrigados por otros de su misma calaña pero que actúan en otros sectores, se disfrazan de ovejas para llegar a alcanzar un poder, cualquier poder que les distancie de los mas, los acerque a los ya instalados en otros poderes, y una vez allí establecer muros que impidan cualquier intento de desalojo.
Así ha sido siempre en la historia de la humanidad y desgraciadamente así seguirá por mucho tiempo. Pero una de las cosas más dañinas de este drama es la apropiación por parte de los ambiciosos del poder de identidades que en la historia, al menos en sus orígenes nacieron con todas las características que adornan lo más noble de esta nuestra condición.
La entrega, el sacrifico, el trabajo por y para los demás, la austeridad, la igualdad, aun asumiendo distintas responsabilidades, el desapego del poder y sus prebendas, la concepción transitoria del ejercicio de ese poder legitimo que emana de la voluntad de los mas, la voluntad de una justa y equilibrada distribución de los bienes materiales, el internacionalismo como instintiva formula de hermandad, tantas y tantas facetas que, podrían haber facilitado el avance de los equilibrios sociales mucho mas allá de lo que hoy tenemos, pero que los retardan cuando no impiden, al haber sido usurpadas, esas nobles identidades que tales valores contienen, por aquellos que hoy dicen asumirlas y aplicarlas, cuando su práctica es toda la contraria
Tal ocurre con las que considero, en sus orígenes, mas próximas doctrinas humanistas, el cristianismo, no confundir con el catolicismo, y el socialismo humanista.
No perderé el tiempo sobre la realidad que sufre el cristianismo al haber sido usurpado por iglesias que más que eso son sectas solo ocupadas en la mayor gloria de sus rectores, de las cuales la católica, a mas de sectaria, es represora destacada de la libertad y de la igualdad. Hoy solo iniciare el camino sobre la apropiación y deriva que el socialismo humanista está teniendo en aquellas áreas en las que tuvo un importante arraigo social y político.
Hoy el socialismo reinante ha tirado por la borda de la historia los valores que impulsaron su nacimiento, y no por haber conseguido sus fines, sino por la abulia, por la molicie y por la voluntaria traición de quienes, con más o menos consciencia, renunciaron a luchar contra un sistema que crea desigualdad, injusticia, pobreza, y en el extremo muerte.
Entiendo que se está produciendo un retorno evidente a situaciones de dependencia social, que a pesar de ser ocultadas por los poderes varios que a muchos engañan, cada día que pasa se hacen más visibles.
Estamos destruyendo la tierra y nos dicen que eso ha sido siempre así, que el progreso es lo que tiene.
Estamos caminando hacia nuevas hambrunas por transformar alimentos en productos energéticos, generando además subidas del coste de esos alimentos básicos, que unos pueden pagar, pero los mas no.
Estamos volviendo a aceptar que la libertad sea la moneda de cambio en intercambios comerciales con nuevos gigantes que la oprimen, pero con quienes se hacen pingues negocios.
Estamos como en el 29, repercutiendo una crisis financiera a aquellos que no solo no se han enriquecido sino que vía endeudamiento hipotecario hemos convertido en esclavos.
Estamos rompiendo en suma todas las ligazones que configuran una sociedad equilibrada y potenciando y alabando el individualismo como único recurso de supervivencia.
La igualdad se ridiculiza, la solidaridad se desprecia como se desprecia al que la necesita, la libertad cada vez se entiende mas como derecho individual y no como base de derechos colectivos ante los poderes hegemónicos. Se arrinconan conceptos, es verdad que antiguos pero no desfasados, como la lucha de clases, ya que los poderes establecidos no quieren adversarios, solo sumisos clientes, cuando las diferencias sociales y las diferencias de oportunidades cada vez son mayores.
Se está trabajando para que el sustrato de nuevos y futuros conflictos sociales aflore, con el consabido coste que siempre los más desafortunados, en el literal sentido del término, pagan.
Y a este parto de luchas y dolor humano está cooperando, están cooperando, los acaudalados personajes, traidores a la historia, que sin vergüenza alguna se reclaman herederos de la más noble de las tradiciones políticas, aquella que hizo de la igualdad su seña de identidad, el socialismo.
Uno de ellos es el aceptar sin prueba de algodón alguna los estereotipos, las imágenes artificialmente creadas por los medios de comunicación, por asesores o por agencias de imagen cuya única finalidad es mentir, engañarnos.
Bajo apariencia de rectitud, de bondad, de firmeza, honradez, de desprendimiento en todos aquellos casos de personas que se pretenden capaces de dirigirnos, orientarnos, ayudarnos, salvarnos, siempre, salvo escasísimas excepciones históricas que confirman la regla, quienes así se presentan no son más que unos maquinadores egoístas, egocéntricos, desalmados, rufianes, y ambiciosos dictadorzuelos que abrigados por otros de su misma calaña pero que actúan en otros sectores, se disfrazan de ovejas para llegar a alcanzar un poder, cualquier poder que les distancie de los mas, los acerque a los ya instalados en otros poderes, y una vez allí establecer muros que impidan cualquier intento de desalojo.
Así ha sido siempre en la historia de la humanidad y desgraciadamente así seguirá por mucho tiempo. Pero una de las cosas más dañinas de este drama es la apropiación por parte de los ambiciosos del poder de identidades que en la historia, al menos en sus orígenes nacieron con todas las características que adornan lo más noble de esta nuestra condición.
La entrega, el sacrifico, el trabajo por y para los demás, la austeridad, la igualdad, aun asumiendo distintas responsabilidades, el desapego del poder y sus prebendas, la concepción transitoria del ejercicio de ese poder legitimo que emana de la voluntad de los mas, la voluntad de una justa y equilibrada distribución de los bienes materiales, el internacionalismo como instintiva formula de hermandad, tantas y tantas facetas que, podrían haber facilitado el avance de los equilibrios sociales mucho mas allá de lo que hoy tenemos, pero que los retardan cuando no impiden, al haber sido usurpadas, esas nobles identidades que tales valores contienen, por aquellos que hoy dicen asumirlas y aplicarlas, cuando su práctica es toda la contraria
Tal ocurre con las que considero, en sus orígenes, mas próximas doctrinas humanistas, el cristianismo, no confundir con el catolicismo, y el socialismo humanista.
No perderé el tiempo sobre la realidad que sufre el cristianismo al haber sido usurpado por iglesias que más que eso son sectas solo ocupadas en la mayor gloria de sus rectores, de las cuales la católica, a mas de sectaria, es represora destacada de la libertad y de la igualdad. Hoy solo iniciare el camino sobre la apropiación y deriva que el socialismo humanista está teniendo en aquellas áreas en las que tuvo un importante arraigo social y político.
Hoy el socialismo reinante ha tirado por la borda de la historia los valores que impulsaron su nacimiento, y no por haber conseguido sus fines, sino por la abulia, por la molicie y por la voluntaria traición de quienes, con más o menos consciencia, renunciaron a luchar contra un sistema que crea desigualdad, injusticia, pobreza, y en el extremo muerte.
Entiendo que se está produciendo un retorno evidente a situaciones de dependencia social, que a pesar de ser ocultadas por los poderes varios que a muchos engañan, cada día que pasa se hacen más visibles.
Estamos destruyendo la tierra y nos dicen que eso ha sido siempre así, que el progreso es lo que tiene.
Estamos caminando hacia nuevas hambrunas por transformar alimentos en productos energéticos, generando además subidas del coste de esos alimentos básicos, que unos pueden pagar, pero los mas no.
Estamos volviendo a aceptar que la libertad sea la moneda de cambio en intercambios comerciales con nuevos gigantes que la oprimen, pero con quienes se hacen pingues negocios.
Estamos como en el 29, repercutiendo una crisis financiera a aquellos que no solo no se han enriquecido sino que vía endeudamiento hipotecario hemos convertido en esclavos.
Estamos rompiendo en suma todas las ligazones que configuran una sociedad equilibrada y potenciando y alabando el individualismo como único recurso de supervivencia.
La igualdad se ridiculiza, la solidaridad se desprecia como se desprecia al que la necesita, la libertad cada vez se entiende mas como derecho individual y no como base de derechos colectivos ante los poderes hegemónicos. Se arrinconan conceptos, es verdad que antiguos pero no desfasados, como la lucha de clases, ya que los poderes establecidos no quieren adversarios, solo sumisos clientes, cuando las diferencias sociales y las diferencias de oportunidades cada vez son mayores.
Se está trabajando para que el sustrato de nuevos y futuros conflictos sociales aflore, con el consabido coste que siempre los más desafortunados, en el literal sentido del término, pagan.
Y a este parto de luchas y dolor humano está cooperando, están cooperando, los acaudalados personajes, traidores a la historia, que sin vergüenza alguna se reclaman herederos de la más noble de las tradiciones políticas, aquella que hizo de la igualdad su seña de identidad, el socialismo.
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