No hace mucho hice, otra vez, profesión de fé en los chicos de "El País", profesión de fé que englobaba desde la coincidencia total con su papel en la sociedad española de la transición, hasta la coincidencia parcial con su actual forma de hacer periodismo sin dejar a un lado mi discrepancia respecto a sus planteamientos políticos que, coincidentes con el zapaterismo rampante, mantiene.
Hoy, y como la vida es una sucesión de decepciones adobadas por escasos buenos momentos, tengo que abrir hueco a una nueva distancia con estos que, cada vez mas, se alinean ideologicamente con los que los alimentan.
Hoy el editorial de "El País", de forma inconfundible, aboga por el establecimiento de un nítido procedimiento político que hubiese sido inimaginable en Miguel Yuste hace unos años. "El País" aboga por el despotismo ilustrado. Ninguna otra cosa puede entenderse de lo que en su editorial se expresa. Y cito: "Hay otros argumentos para explicar el rechazo. Tienen que ver con lo absurdo de someter a referendum cuestiones tan complejas como las que albergan las casi 400 paginas del documento de Lisboa que pretenden sustituir a la constitución europea enterrada por los plebiscitos de Francia y Holanda en 2005".
He aquí una magnifica razón por la cual hay, habría, que votar no a las propuestas que vengan de Bruxelas mientras estén gestadas, orientadas y apoyadas por los que, como se expresa en la pagina siguiente, en un magnifico articulo de Santiago Petschen, no creen en que "la democracia se llama así porque el poder no esta en las manos de unos pocos, sino de la mayoria", frase que quitaron del frontispicio del proyecto de Constitución Europea ya que no había correspondencia entre ambas.
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