De nuevo, la traición y la mentira, socias indisolubles del zapaterismo, ponen de manifiesto la personalidad de este. Hoy el Psoe, el partido en el que siguen la mayoría de los socialistas españoles, aunque cada vez sean menos y mas los liberales, ha demostrado en el parlamento europeo cual es su verdadera genética.
Hoy el grupo socialista español en Estrasburgo ha votado a favor de la directiva racista y esclavista con la que la ultraderecha europea quiere poner coto a la llegada de los que se mueren de hambre a media hora de los excesos capitalistas. Tan solo Pepe Borrell y Raimon Obiols, antiguallas socialdemócratas de cuando el Psoe era tal, han mantenido su dignidad personal y se han negado a entregar su vergüenza por los supuestos “favores” zetaperistas.
Cuando la contradicción entre los dichos y los hechos es tan apabullante, cual es la de ofertar en tómbola nacional derechos ciudadanos que nada a nadie agregan, mientras que en los ámbitos internacionales su actuación está más cerca de los “neocons” que de aquellos otros a los que la historia señalaría como propios, entonces es cuando sin temor al error se puede afirmar que estos infames usurpadores no es que solo sean unos traidores a sus compañeros y a aquellos semejantes que la estructura partidaria debiera obligarles a defender, es que estos, sencillamente, son travestis políticos al servicio del capital más fascista y represor, el de siempre, y por ende servidores de sus propios bolsillos.
Hoy ha sido la directiva sobre el internamiento de los inmigrantes sin papeles, ayer fue el alineamiento “natural” de Zp con el llamado eje París-Berlín, se asocia a la “progresía” europea representada por Sarkozy y por Merkel, a fin de impulsar la defunción y entierro de las consultas populares sobre constituciones o tratados restrictivos de derechos ciudadanos, y anteayer fue la directiva sobre horarios laborales en la UE, la de las sesenta y cinco horas semanales, con el represor Corbacho absteniéndose.
De otro lado, hoy ha sido la reunión en la que los representantes del capital, el gobierno y la patronal, y los supuestos representantes de los trabajadores, de los sindicalistas liberados de Méndez y Fidalgo, han establecido las pautas para que el periodo de crisis ciudadana que ya estamos sufriendo no represente amenaza alguna a los intereses economicos que todos ellos comparten. Ayer fue el anuncio de la cuantía de la subida de la factura de las tarifas eléctricas, un once por ciento en lo que va de año, y mañana, es más que posible, si no seguro que una línea de libertad aun sin amurallar, Internet, sea capada, censurada y penalizada a imitación de lo que en Francia el progre Sarkozy ha empezado a practicar.
Sigo sin entender que muchos de los que se llaman socialistas y que permanecen en el seno del Psoe, aun no hayan alcanzado el punto de ebullición ideológico por el cual su dignidad les exija gritar basta ya, aun a costa de arriesgar su sillón, los que lo hubieren, o sus posibilidades de éxito político retribuido, el resto. En forma alguna puedo entender que quien se sienta socialista haya vendido su dignidad y convicciones, bien por plato de lentejas gubernamental o por odio al de enfrente, si así hubiese sido, el comensal o el futbolero fanático de la política podrá denominarse como le venga en gana, pero ha de tener la seguridad de en forma alguna puede sentirse heredero de Pablo Iglesias.
Hoy el grupo socialista español en Estrasburgo ha votado a favor de la directiva racista y esclavista con la que la ultraderecha europea quiere poner coto a la llegada de los que se mueren de hambre a media hora de los excesos capitalistas. Tan solo Pepe Borrell y Raimon Obiols, antiguallas socialdemócratas de cuando el Psoe era tal, han mantenido su dignidad personal y se han negado a entregar su vergüenza por los supuestos “favores” zetaperistas.
Cuando la contradicción entre los dichos y los hechos es tan apabullante, cual es la de ofertar en tómbola nacional derechos ciudadanos que nada a nadie agregan, mientras que en los ámbitos internacionales su actuación está más cerca de los “neocons” que de aquellos otros a los que la historia señalaría como propios, entonces es cuando sin temor al error se puede afirmar que estos infames usurpadores no es que solo sean unos traidores a sus compañeros y a aquellos semejantes que la estructura partidaria debiera obligarles a defender, es que estos, sencillamente, son travestis políticos al servicio del capital más fascista y represor, el de siempre, y por ende servidores de sus propios bolsillos.
Hoy ha sido la directiva sobre el internamiento de los inmigrantes sin papeles, ayer fue el alineamiento “natural” de Zp con el llamado eje París-Berlín, se asocia a la “progresía” europea representada por Sarkozy y por Merkel, a fin de impulsar la defunción y entierro de las consultas populares sobre constituciones o tratados restrictivos de derechos ciudadanos, y anteayer fue la directiva sobre horarios laborales en la UE, la de las sesenta y cinco horas semanales, con el represor Corbacho absteniéndose.
De otro lado, hoy ha sido la reunión en la que los representantes del capital, el gobierno y la patronal, y los supuestos representantes de los trabajadores, de los sindicalistas liberados de Méndez y Fidalgo, han establecido las pautas para que el periodo de crisis ciudadana que ya estamos sufriendo no represente amenaza alguna a los intereses economicos que todos ellos comparten. Ayer fue el anuncio de la cuantía de la subida de la factura de las tarifas eléctricas, un once por ciento en lo que va de año, y mañana, es más que posible, si no seguro que una línea de libertad aun sin amurallar, Internet, sea capada, censurada y penalizada a imitación de lo que en Francia el progre Sarkozy ha empezado a practicar.
Sigo sin entender que muchos de los que se llaman socialistas y que permanecen en el seno del Psoe, aun no hayan alcanzado el punto de ebullición ideológico por el cual su dignidad les exija gritar basta ya, aun a costa de arriesgar su sillón, los que lo hubieren, o sus posibilidades de éxito político retribuido, el resto. En forma alguna puedo entender que quien se sienta socialista haya vendido su dignidad y convicciones, bien por plato de lentejas gubernamental o por odio al de enfrente, si así hubiese sido, el comensal o el futbolero fanático de la política podrá denominarse como le venga en gana, pero ha de tener la seguridad de en forma alguna puede sentirse heredero de Pablo Iglesias.
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