domingo, 1 de junio de 2008

NOTA DOMINGUERA

El perpetuo gobierno de Chaves en Andalucía se ha decidido a regular el derecho a una muerte digna para los ciudadanos de esa nacionalidad/región/autonomía. Por fin alguien se decide a afrontar uno de los mayores problemas vitales que a todos nos afectará antes o después.
No se trata por lo tanto de algo insustancial, intranscendente o con repercusiones limitadas, se trata de poner negro sobre blanco cómo se puede ejercer el derecho a practicar el testamento vital, se trata de regular la forma en que, llegada la hora, y en los limites que esa norma establecerá, cada uno de nosotros queremos, o mejor, si así se quiere, la forma en que no queremos morir. En resumen, ejercer la potestad de decidir por nosotros mismos el punto a partir del cual consideramos que nuestra muerte no sería una muerte digna.
Entiendo que es un rasgo de valentía que nadie hasta ahora se ha atrevido a tener, ya que muchos de los inmovilistas de este país se sentirán afrentados, pues estos son de los que hasta ese ultimo momento tan personal e intransferible se los han venido apropiando en nombre de su dios y de su secta eclesiástica.
Por todo lo anterior mi mas efusiva felicitación a la iniciativa, a la que deseo una certera aplicación.
Pero como nada es perfecto tengo dos pegas que alegar:
Una, si ese es un derecho ciudadano individual tan básico como el derecho a la vida, ¿por qué se circunscribe su ejercicio a Andalucía y no se aplica a todo el estado? ¿O es que a medida que se atraviesa Despeñaperros hacia el norte, el miedo a los púlpitos atenaza a los zetaperistas?
Y dos. Pareciera que el derecho a una muerte digna que ahora se regula en Andalucía, es mas importante para ese gobierno que el que se supone le precede cronológicamente, el derecho a una vida digna, que desgraciadamente, ni está ni se le espera. Me temo que muchos andaluces van a poder morir bastante mas dignamente de lo que les están permitiendo vivir.

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