A los que por encima de su filiación les guste el futbol, la tarde-noche de ayer debió ser de las de no olvidar. Da lo mismo si fueron seis, como si hubiesen sido tres o nueve, lo importante es que unos juegan al futbol desde la más básica evidencia, que es un juego de equipo, y otros lo hacen al patadón y a ver si hay suerte y alguien de arriba lo pilla y marca.
Como es domingo y no es cuestión de ponerse pesado y menos aun cursi unicamente diré que en política solo tenemos a los que la conciben como una actividad casi personal, -lideres y liderazgos que no son tales-, cuando más aun en la política que en el futbol debiera jugarse en equipo.
En el futbol hay quien marca la estrategia y dispone los que al campo saltan para, después de haber estudiado al contrario, tratar de ganarle en buena lid y agradar a los propios, a aquellos que con sus cuotas mantienen al equipo y que sin su soporte no existirían como equipo. En política no.
En política, los directivos de los partidos dicen a los socios que jugarán de una forma determinada, que lo harán con tal o cual equipo, siempre para tratar de ganar tal o cual competición, y todo ello con el único objetivo que dar cumplimiento a lo que sus respectivos afiliados y votantes les han demandado, eso dicen, pero en el instante después de saltar al primer césped gubernativo, hacen todo lo contrario a lo prometido.
El que debiera ser el entrenador, parece ser el único jugador, la estrategia y la táctica se mudan por otras que a los ajenos molesta y a los propios defrauda, el concepto equipo simplemente no existe, todo está referenciado al entrenador, y a los socios y simpatizantes, que les vayan dando, que lo que se mueve en la política no es como para andarse con sutilezas democráticas.
En resumen, hay más verdad democrática en el futbol que en la política española, por ello es, más que nunca, imprescindible que se configure un Barça político y de izquierda a toda prisa. Alguien que juegue en equipo, que lo haga bonito, que gane y que atienda a los que lo soportan y lo mantienen.
No como ahora. Que no hay equipo, no juegan al futbol, (lo hacen al “monopoli”), lo hacen a base de ocurrencias, la derecha los golea y encima mienten a los suyos.
Como es domingo y no es cuestión de ponerse pesado y menos aun cursi unicamente diré que en política solo tenemos a los que la conciben como una actividad casi personal, -lideres y liderazgos que no son tales-, cuando más aun en la política que en el futbol debiera jugarse en equipo.
En el futbol hay quien marca la estrategia y dispone los que al campo saltan para, después de haber estudiado al contrario, tratar de ganarle en buena lid y agradar a los propios, a aquellos que con sus cuotas mantienen al equipo y que sin su soporte no existirían como equipo. En política no.
En política, los directivos de los partidos dicen a los socios que jugarán de una forma determinada, que lo harán con tal o cual equipo, siempre para tratar de ganar tal o cual competición, y todo ello con el único objetivo que dar cumplimiento a lo que sus respectivos afiliados y votantes les han demandado, eso dicen, pero en el instante después de saltar al primer césped gubernativo, hacen todo lo contrario a lo prometido.
El que debiera ser el entrenador, parece ser el único jugador, la estrategia y la táctica se mudan por otras que a los ajenos molesta y a los propios defrauda, el concepto equipo simplemente no existe, todo está referenciado al entrenador, y a los socios y simpatizantes, que les vayan dando, que lo que se mueve en la política no es como para andarse con sutilezas democráticas.
En resumen, hay más verdad democrática en el futbol que en la política española, por ello es, más que nunca, imprescindible que se configure un Barça político y de izquierda a toda prisa. Alguien que juegue en equipo, que lo haga bonito, que gane y que atienda a los que lo soportan y lo mantienen.
No como ahora. Que no hay equipo, no juegan al futbol, (lo hacen al “monopoli”), lo hacen a base de ocurrencias, la derecha los golea y encima mienten a los suyos.
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