jueves, 28 de mayo de 2009

EL ESTADO DE LAS PENSIONES (IV)

Como antes se ha podido ver, la degradación de las pensiones, todas, unas más y otras no tanto, se ha venido produciendo en una época en la que el sistema ha presentado superávits como nunca antes los había tenido.
A lo largo de la historia del sistema de pensiones públicas español la acumulación de excedentes jamás había llevado aparejada una rebaja de las cuantías de las prestaciones como la que en los últimos diez años han impuesto. Tampoco nunca antes se había producido un incremento en la afiliación como en la que en esta década se ha dado, pero junto a lo anterior, tampoco antes se había dado un expolio como el ya relatado. Un saqueo a las arcas de la seguridad social que por valor de más de 26000 millones de euros ha volado a nidos de poder que son los que precisamente han determinado el devenir del actual declive social del sistema.
¿Donde y cómo se inició el camino de deterioro del sistema y como han actuado los actores de tan opresiva representación social y en que punto y tendencia se encuentra tal proceder? Vean lo que, entrecomillado, decía, proféticamente, por el año 2002 el profesor de la Universidad de Alcalá, Gregorio Rodríguez Cabrero en su estudio “La reforma del sistema público de pensiones en España”
La reforma de 1985 pone en marcha dos procesos que llegan hasta hoy de manera lenta pero continua: por una parte, se pone en marcha un proceso de ajuste financiero mediante el cual se trata de moderar el gasto en pensiones a largo plazo, endurecer las condiciones de acceso e ir aproximando la proporcionalidad entre las aportaciones de los trabajadores y las pensiones percibidas; por otra parte, y lo que es quizás más importante, se van a ir construyendo las condiciones ideológicas y los instrumentos legales e institucionales para favorecer sistemas complementarios privados de pensiones.”
El núcleo del debate político desde 1985 hasta la actualidad se centra en la disyuntiva entre el mantenimiento reformado del sistema de reparto o su transformación en sistema de capitalización (publico o privado). El debate y la negociación no están pudiendo evitar, (más bien todo lo contrario) que esté teniendo lugar una transición ideológica e institucional en favor de un sistema mixto obligatorio (de reparto y de capitalización mitad por mitad) que podría abocar en el futuro a un sistema obligatorio de capitalización privada.”
Veamos como han actuado los protagonistas de la ofensiva contra el sistema de protección social.
"La política sindical se ha caracterizado en cuanto a pensiones por dos rasgos: primero, asume la moderación salarial como práctica permanente a cambio del mantenimiento y perfeccionamiento del sistema de protección social y, en segundo lugar, la defensa estratégica pactada hasta donde sea posible del actual sistema de pensiones de reparto a cambio de reforzar su contributividad y no tolerar el desarrollo de sistemas privados complementarios de pensiones.
Para los empresarios su actitud ante el Pacto de Toledo y su desarrollo ha sido siempre recelosa, calculada y estratégica. Ha sido siempre “calculada” porque el objetivo prioritario ha sido casi en exclusiva la reducción de las cotizaciones de las empresas a la Seguridad Social bajo la tesis de que son muy elevadas y no contribuyen a la creación de empleo. Esta posición se ha manifestado en su distanciamiento del Pacto de Toledo y en su retirada del Acuerdo de 1996. La participación en el Acuerdo de 2001, junto a CCOO y el Gobierno, respondió a la promesa de reducción de las cotizaciones sociales. También ha sido “recelosa” de que los Acuerdos pudieran suponer un incremento del gasto social y una consolidación del actual sistema de reparto. Finalmente, la actitud ha sido siempre “estratégica”, ya que se favorece la transformación del actual sistema de reparto en otro de tipo privado; todos los esfuerzos políticos y mediáticos han caminado siempre en esta dirección"
“La estrategia de los partidos políticos, en base a la experiencia del periodo 1985-95 y el apoyo popular al sistema público de pensiones ha sido la de hacer de las pensiones materia no electoral y objeto de consenso político. El Pacto de Toledo es el punto de partida de dicha estrategia. Siempre ha existido una gran prevención a las consecuencias electorales que pudieran derivarse de un tratamiento político de las pensiones”. Lo cual no solo no ha impedido, sino que ha favorecido, con la paulatina bajada de las pensiones, un lento pero decidido avance hacia la contributividad del sistema y la convivencia de este con sistemas privados de aseguramiento complementario"
Finalmente, los expertos, “los think tanks que dependen de entidades financieras. En España tres son los grupos de pensamiento que defienden la necesidad de un sistema mixto: dos fundaciones pertenecientes a entidades financieras (el BBVA y la Caixa- FEDEA) y una institución empresarial (El Círculo de Empresarios). Básicamente tres son los argumentos que sostienen estos grupos de importante influencia académica y política: en primer lugar, la base de partida son las perspectivas demográficas de la población española en el año 2050, en la que se daría un deterioro radical de la relación entre contribuyentes y pensionistas que incrementaría hasta niveles muy elevados el gasto en pensiones (15% del PIB) y el déficit de la Seguridad Social (5,96% del PIB en el citado año); en segundo lugar, la opción del paso inmediato a un sistema privado sería rechazada políticamente por la sociedad española y el coste económico de transición muy elevado (2.5 el PIB); y en tercer lugar, habría de adoptarse un sistema de pensiones mixto (en la línea de los existentes en el Reino Unido, Suiza, Holanda, Irlanda, Dinamarca y Suecia), es decir, un sistema de tres ejes: pensión mínima asistencial; planes de pensiones obligatorios profesionales de capitalización hasta al menos el 50% del salario, el resto voluntario o de reparto; y un tercer nivel de planes de pensiones individuales libres.
Esta realidad pareciera que hace necesario un largo proceso de transición hacia un sistema mixto de capitalización y de reparto. Ahora bien, como debe ser tal sistema mixto es el objeto del debate, ya que para una parte de los expertos se trata de mantener el sistema actual hasta lograr la máxima adecuación entre contribuciones y pensiones, mientras que para otra parte se trata de establecer un sistema mixto en el que la parte de reparto estaría en la Seguridad Social pero no la de capitalización; finalmente, para los representantes de las empresas de seguros, el modelo mixto es solamente una transición que debe abocar a un sistema claramente privado, manteniendo eso sí, las pensiones asistenciales del Estado para los que no han desarrollado carreras de seguro completas.
En todo caso no hay que olvidar que las proyecciones realizadas por los expertos siempre son tentativas cuando no erróneas. Piénsese, por ejemplo, que la Fundación BBVA cifraba el déficit de la Seguridad Social para el año 2000 en el 1,65% del PIB y la Fundación Fedea-Fundación la Caixa en el 2,7% del PIB para ese mismo año. Previsiones que no se han cumplido ya que desde 1999 la Seguridad Social está generando superávits con los que se está constituyendo el Fondo de Reserva de Pensiones
”.
(Continuará)

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