lunes, 11 de mayo de 2009

EN QUE SE PARECE ZP A DON “CAMULO” O EL ATRACO COMO IDENTIDAD. (y II)

Cuando dicen, y mienten al decirlo, que el sistema de pensiones no se sostiene, acuden a soluciones que quiebran su tendencia y su práctica y no se les ocurre más salida que aumentar la edad de jubilación y ampliar el periodo temporal que determina la base reguladora de las pensiones de la Seguridad Social. En otras palabras, han decidido bajar las pensiones futuras con lo que conseguirán reducir el gasto y por lo tanto aumentar la disponibilidad discrecional de derivar esos “ahorros” a otros fines mas acordes con los intereses de sus amigos, al tiempo que, generando alarma, inducen a los que disponen de más altas rentas a que destinen parte de su ahorro a fondos de pensiones privados, que ni tales fondos son, son únicamente ahorro diferido y mal retribuido.
A estos zapateristas, a estos defraudadores sociales, ni se les pasa por la imaginación no ya el actualizar las cuotas que empresas y trabajadores aportan mensualmente a la Seguridad Social, cuotas que no se tocan desde hace diez años, y que es la solución que en otros campos aplican. Menos aun reparan, ya que su genética capitalista se lo impide, en la única fórmula coherente de, diciendo quienes dicen ser, mantener un sistema social básico supuestamente en peligro, el aportar, vía impuestos, fondos públicos para el sostenimiento del sistema y que, si tuviésemos un sistema fiscal progresivo, sería una magnifica fórmula para ejercer la, en España aun inédita, redistribución económica de la que los manuales de la socialdemocracia hablan.
Más de una vez he demostrado aquí que a lo largo de los últimos ocho años, entre Aznar y Zp han requisado a los trabajadores españoles más de 26.000 millones de euros que, procedentes de los superávits habidos en esos años, no se destinaron al fondo de reserva de la Seguridad Social, y hay que saber que con solo reintegrar lo “distraído”, el fondo dispondría de cantidad suficiente como para afrontar el pago de todas las pensiones públicas actuales durante todo un año. Con tal restitución habría disponibilidades como para pagar las catorce pagas de todos los pensionistas del sistema, aun en el extremo imposible de que durante todo ese hipotético año no ingresase por cuotas ni un solo euro en las arcas de la Tesorería General de la Seguridad Social.
Por lo tanto, esto no va de equilibrio económico, ni de estudios tan “actuariales” como los que se proyectan a quince y cuarenta años vista. Esto, de lo que va es de rendir el mínimo estado de bienestar a los intereses de sus amigos, de sus aliados, de sus corruptores.
Háganse mentalmente la siguiente prueba del algodón: Si la Seguridad Social estuviese presentando déficits un año tras otro y tras otro, y por lo tanto un gobierno socialdemócrata estuviera haciendo frente, vía impuestos, a tales desequilibrios con tal de sostener una de las señas de identidad de las sociedades europeas avanzadas, ¿Se habría abierto, desde los gabinetes de estudios de aseguradoras, bancos y cajas, tal polémica? Si la perspectiva de negocio en una privatización no existiese, ¿Estarían siquiera interesados en el tema? Pero antes de responder, recuerden que incluso en este infausto 2009, en su primer trimestre, la S. Social, con casi dos millones menos de cotizantes ha presentado un superavit de más de 8.000 millones de euros.
Nadie en su sano juicio, nadie que la realidad cotidiana respire, nadie lejano a la levitación partidaria se puede confundir en el análisis, en el contraste entre sus dichos y sus hechos. Esto, por mucho que mientan, por mucho que digan que pretenden estabilizar y consolidar las pensiones públicas, va de robar a unos para dárselo a otros. Esto va de sacar adelante la más grande estafa y traición a los que dicen defender y por los que dicen hacer más.
¿Alguien puede afirmar sin ruborizarse o sin temer al ridículo, que los bancos, sus aseguradoras y este su gobierno están realmente preocupados por el bienestar de los futuros pensionistas de dentro de quince o cuarenta años cuando no lo están por el bienestar de los actuales trabajadores a los que condenan a la incertidumbre despidiéndoles sin que les tiemble el pulso?
Como le decía telefónicamente al entonces ministro de la Gobernación, don Camilo Alonso Vega, un embajador extranjero en la corte de Franco, quien en ese momento “disfrutaba” de una de las “espontaneas” demostraciones patrióticas que en la Puerta del Sol se urdían contra las embajadas de países mas o menos críticos con aquel régimen, “No, no me mande Vd. mas Guardias Civiles para protegerme, con que no me mande mas manifestantes, me conformo”.
Pues eso, que dejen de hacer más por los que menos tienen, que ya nos apañaremos sin sus “ayudas”.

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