viernes, 29 de mayo de 2009

EL ESTADO DE LAS PENSIONES (y V)

No mucho más cabe decir sobre el estado presente de las pensiones publicas en España, tras haber visto como todos los que han venido configurando el ataque a ese sistema persisten en sus objetivos de hacerse con el negocio aun a costa de depauperar a un enorme sector de la ciudadanía.
No han importado los errores y las equivocaciones de sus pasados augurios. Nadie les ha descalificado definitivamente por haber predicho la ruina del sistema, para el 2000, para el 2010, mas tarde para el 2015, luego para el 2025 y ahora para el 2050, y como nadie les descalifica y con ellos a sus pretensiones, los sindicatos entregados a las “coimas”, los gobiernos pensado en la cosecha personal que recolectarán cuando tras favorecer a los bancos dejen la administración, y en buena lógica, su lógica, los oligarcas de la patronal y de la banca, insisten, todos, en querer salvarnos aduciendo que la pirámide de población demuestra que el sistema no se sostendrá financieramente a mitad de siglo.
Ninguno de estos sitiadores de sistema, a fin de dar consistencia a sus argumentos, aduce caso de similar desequilibrio en ningún otro país, próximo o lejano, que haya pasando por tal experiencia. Menos aun les sirve de elemento de disuasión para sus pretensiones los casos, todos fracasados, de privatización de sistemas públicos de pensiones. De nada les valen las múltiples demostraciones en contra de sus planteamientos por las cuales las previsiones de comportamientos sociales, económicos, políticos, demográficos o de cualquier otra índole que superen los cinco o como máximo los diez años están condenados a equivocar y a equivocarse, y es tan así que las propias entidades bancarias, en todos sus estudios actuariales, en todas sus planificaciones económicas, financieras y de mercado, jamás contemplan plazos temporales que superen los cinco años.
Por el contrario, nos quieren hacer creer que miran por nuestros intereses, ocultando que reduciendolas y dificultando el acceso a las pensiones, mañana, una vez privatizadas, los pensionistas de alto poder adquisitivo por ellos asegurados, no tendrán la mas mínima zozobra respecto a sus ingresos económicos, mientras que los que no hayan podido pagarse una póliza privada de jubilación y/o sanidad estarán como en los USA, en la mas absoluta indigencia económica y asistencial.
Este es el modelo de dualidad social que persiguen. Y no solo lo persiguen los bancos y las aseguradoras, los que con toda visibilidad ya están en esas áreas de negocio y por lo tanto ansían ampliarlo reduciendo la competencia, es que los dos sindicatos mayoritarios, hoy, también están establecidos en esos sectores de aseguramiento individual y colectivo, de aquí que los intereses que sobre la mesa de ese degenerado pacto social se han planteado son intereses compartidos por todos los que a ella se sientan, por lo que se da la paradoja que los únicos intereses que no están representados son los de los afectados por las medidas que allí se dilucidan, los intereses de los trabajadores en activo y los pensionistas.
Como la propia prensa de entonces puede demostrar hoy día, las huelgas de antaño les obligaron a todos a reconsiderar la forma de actuar sobre las pensiones, y tanto los gobiernos surgidos del PSOE como los surgidos del PP convinieron que toda actuación respecto a las pensiones publicas serían en lo sucesivo pactadas, no en vano todos saben que mas vale un mal acuerdo que una buena sentencia. Así, y poniendo dinero encima de esa mesa, el primer gobierno de Aznar instauró el fondo de reserva como hucha en la que, publicitándolo hasta el hartazgo, meterían solo parte del dinero excedentario, y ocultándolo bajo mil amenazas se aseguraron meter sus sucias manos, las de todos los que en el Pacto de Toledo están representados. De esta forma, con este “quid pro quo”, consiguieron que los minoritarios sindicalistas, que hasta entonces condicionaban parcialmente el desmontaje del sistema, quedasen “convencidos” de las virtudes que en metálico tal mercantilización les proporcionaba.
Hasta hoy. Hasta que en coincidencia total de objetivos, plazos y formulas los “representantes” de la voluntad política de los ciudadanos, los “representantes” de la voluntad laboral de los trabajadores y los representantes genuinos del capital, en perfecta comunión de intereses, están agotando etapas en su recorrido hacia la consecución de un estado tan residual en lo social como en lo político, económico y administrativo cual está resultando el de las autonomías, pluri-estado que también facilita la dispersión de acciones y reacciones de pensionistas y trabajadores, al tener diferente trato económico según el lugar geográfico de esta confederación española en la que cada uno se encuentre.
Como exponía el profesor Rodríguez Cabrero, lo único que les retarda en su avance es la cautela, el miedo a posibles reacciones electorales de los trabajadores y pensionistas; la desgracia para estos es que ese miedo lo comparten al cien por cien tanto la supuesta izquierda como la original derecha ya que ambos en cuanto a los dineros de las pensiones tienen la misma genética y por ello actúan de forma similar.
Para ellos, para los saqueadores del sistema de protección social, no existen mecanismos alternativos a sus propuestas, ni tan siquiera en un ejercicio teórico aceptan contemplar la posibilidad de elevar los ingresos del sistema en el caso de que fuese necesario, extremo mas que dudoso ya que como se está demostrando, aun en la mayor crisis económica mundial el sistema tiene superávits. En su cerrazón, menos aun admiten contemplar la posibilidad de que el sistema, en caso de dificultades, se nutra parcialmente de aportaciones del presupuesto general del Estado, como en tantos años anteriores sucedió sin que eso supusiese problema económico o social alguno.
No cabe aceptar soluciones intermedias en los derechos constitucionales ya que aquí nos están mintiendo para robarnos nuestros dineros y nuestros derechos, por lo que es evidente que el sistema solo peligra por su ataque. Por su ataque, el sistema es cada vez mas injusto e insolidario y ante su ataque solo cabe una reacción, oponerles nuestra fuerza, nuestra fuerza política negándoles el voto a partidos y a sindicatos corruptos y nuestra fuerza económica retirándoles nuestro dinero a banqueros codiciosos.
Antaño hubo quienes se jugaron generosamente todo lo poco que tenían por defender la esperanza de una vida mejor y mas justa para los que los sucediesen. Hoy tenemos la ocasión de emularles y luchar por un mejor futuro para nuestros hijos y nietos.
Todas las generaciones han tenido a lo largo de su historia la ocasión más o menos cruda de luchar por lograr mejores condiciones de vida para ellos y sus sucesores. Desde hace treinta años, aquí, solo se lucha por lo inmediato y lo personal. Así, nuestros hijos están en precario o en el paro, hipotecados, más dependientes del capital que nunca y ahora los explotadores quieren que su vejez tenga las mismas características de escasez e insolidaridad.
No debiera ser una alternativa aceptable el quedarnos de brazos cruzados, eso nos inscribirá en la historia como los protagonistas del tiempo de la cobardía.

No hay comentarios: